¡Buenos días!

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17 nov 2017 / 22:24 h - Actualizado: 17 nov 2017 / 22:24 h.

Hoy me gustaría hablar de un hombre del que necesitaría todas las hojas escritas desde 1899 por esta casa para hablarles de sus virtudes. Él es gitano de pura raza, «el niño de los Moreno», aquel que reza por soleares y cantes de fragua, martinetes y fandangos al otro moreno que desde el Espíritu Santo al Santuario nunca ha dejado de bailar por la vida de payos y calés dejando Salud y Esperanza. Él es el gitano que con capote de saya torera, chicuelinas de arte y estoque de claveles reventones nos ha clavado en el corazón desde la humildad más absoluta su sencillez y su verdad. Él es de esas personas que se le quieren antes de conocerla, esa persona que creemos que ya, en esta maltratada sociedad, no existen. Él podría ser nuestro padre, nuestro hermano, nuestro amigo, esa persona de confianza absoluta que nunca te fallará y que siempre estará ahí por verte feliz. Un gitano parío oro de ley en la cuna de la gracia mecido al son de una nana flamenca por las frágiles manos de la Virgen de las Angustias. Él ha sido el elegido por Dios para ser portavoz de la raza en una Sevilla que muere matando en muchas ocasiones. Cristo en la propia cruz se sintió abandonado por su padre llegando a reprocharlo y Pepe después de dedicar su vida, sus recursos de una forma muy discreta está recibiendo un trato inmerecido, sin embargo más que sentirse abandonado él aún se encuentra más cerca del Gitano de mirada baja y pisada firme. Sevilla te adora Pepe Moreno. Hazme un favor, sé feliz.