El Ángel del Señor anunció a María y concibió por obra del Espíritu Santo» Desde la concepción de la dulce sirvienta de Dios por la señá Santa Ana el espíritu inmaculado de su vida queda reflejado en la disposición como sierva del altísimo. Cada año el 8 de diciembre celebramos este día de gozo desde la proclamación de su Dogma en 1854 por el Papa Pío IX en la bula Ineffabilis Deus donde se declara: «Amamos y definimos que la doctrina que sostiene que la beatísima Virgen María fue preservada inmune de toda mancha de la culpa original en el primer instante de su concepción por singular gracia y privilegio de Dios omnipotente». Sevilla es la tierra de María Santísima donde la Purísima Concepción se defiende hasta derramar la última gota de sangre si fuese necesario, como proclama al mundo la Madre y Maestra de las corporaciones penitenciales. El cielo más puro de nuestra ciudad reserva el color azul más intenso para este día y cubrir con manto de pureza nuestras vidas. En las bóvedas catedralicias juguetean sones de castañuelas y voces blancas de ese ramillete de seises que danzan y cantan a la Virgen. Las inmaculadas de Murillo refulgen en este año con más intensidad que nunca y la música estudiantil elevará al Triunfo de una Plaza sus coplas con guitarras y bandurria. Mañana de clarines gozosos en blanca espadaña bañada de Sol. Mano corredentora de pureza Trinitaria, Antoninos defensores en San Antonio Abad y simpecados de oro fino y plata reluciente. Hazme un favor sé feliz. ~