Después de casi tres lustros sin poder disfrutar de la Iglesia de Santa Catalina, parece ser y si no hay irregularidades, que el próximo día 25 de noviembre se reabrirán la puertas tras una larga y costosa restauración. Como todos sabemos la iglesia está situada en la calle Alhóndiga y es un templo de estilo gótico-mudéjar construido sobre las ruinas de una iglesia cristiana anterior con una torre del siglo XIV. Por fin podremos admirar su portentoso retablo mayor de Diego López Bueno, la capilla sacramental en estilo barroco de Leonardo de Figueroa o el retablo barroco con un cuadro del Cristo del Perdón, de Pedro de Campaña. Pero lo que sin duda echamos de menos son las hermandades que tanta vida han dado durante décadas. La hermandad de la Exaltación con la fusionada Sacramental, Santa Lucía, Nuestra Señora del Carmen y Nuestra Señora del Rosario. Deseando estamos todos de ver discurrir la cofradía del Jueves Santo con el impresionante paso de misterio y el crucificado de Roldán haciendo pequeña la puerta, y tras él la amargura de una Madre con un manantial en sus ojos por el que navegan los naufragios de nuestras vidas, y que la Virgen del Carmen guiará a buen puerto. Se acabaron los años de itinerancia, de exilio, porque ya vuelven de nuevo a la casa, con el agradecimiento y el calor de Sevilla, aquellos que abrieron siempre sus puertas para cobijar a estas devociones. Ojalá no tengamos que esperar nunca más tanto tiempo para recuperar un templo como este. Hazme un favor, se feliz.