Mientras las miradas se fijan en la tierra y el carroñero ambiente político no mira más allá de sus propios intereses diferenciados por colores y segmentaciones estúpidas e imposibles. Hay algo que le da igual el color de la piel, la ideología, el poder adquisitivo o de la familia en la que hayas nacido. No entiende de política ni si quiera, existe un político, un gobierno que sea capaz de gobernarle ni controlarle. Esa caprichosa y cruel bruja se llama ENFERMEDAD. La medicina es el antídoto que puede luchar contra las garras de sus malvados hechizos, pero no sólo es necesario medicamentos, buenos profesionales, maquinaria sofisticada, etc. Cuando la víctima es un niño, la bruja mala intenta encerrarlos en calabozos de pasillos largos y solitarios, camas rodeadas de aparatos y bandejas de comidas imposibles. Ventanas en las que ven un mundo exterior en el que se desarrollan aventuras mágicas con otros niños que no son privados de libertad. Mientras en unos lugares se miran los pies por asentar un poder, en el Hospital Virgen del Rocío miran al cielo, la única bandera común que recubre el mundo. Miran al azul infinito y ahí está la libertad. Pronto, muy pronto los más de 4.000 pequeños héroes que transitan por el hospital contarán con la llamada Azotea Azul donde disfrutarán de un verdadero parque temático con jardín, fuentes de agua, carpa con gradas para actuaciones, disfraces, juegos, talleres, zona de visitas, etc. Gracias, mil gracias por esta iniciativa. Hazme un favor, sé feliz.