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¡Buenos días!

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10 feb 2018 / 20:32 h - Actualizado: 10 feb 2018 / 20:32 h.

No sé tú, pero yo tengo un frío metido en el cuerpo desde hace un mes que no se me quita. Lo lógico es que haga frío en invierno y además febrero es de los meses más gélidos por antonomasia, pero este año la cosa se le está yendo de las manos al termómetro. Gracias a esto las compañías eléctricas están haciendo el agosto y se están frotando las manos al ver correr los contadores a velocidad de vértigo, además de aprovechar para hacer una subida considerable en el recibo. Es imposible estar en las casas sin un calentador o una estufa encendidos. Salimos a la calle buscando el sol, pero no podemos vivir como los caracoles y al pasar al lado oscuro de las aceras, parece que hemos regresado a la glaciación, el aire corta. Como siempre, me hace pensar en aquellos que no pueden tener un techo para resguardarse del frío. La pasada media noche, en un pasaje de la calle San Jacinto, había una decena de hombres y mujeres que, al resguardo y entre cartones, estaban atendidos por una de las organizaciones que, como Cáritas parroquiales u ONG privadas, no bajan la guardia en invierno y atendían con mantas y comida caliente las bajas temperaturas que sufren en las más absoluta indigencia casi un millar de convecinos en Sevilla. Sirva esta mención para agradecerles públicamente la labor voluntaria por aquellos que los necesitan. En un anonimato absoluto salvan vidas por el único aliciente de hacer el bien al prójimo. Las lecciones en la vida aparecen en cualquier rincón. Hazme un favor, sé feliz.