Sevilla tiene una torre en la que tañen campanas, pero le faltaba una cantando por sevillanas, y tuvo que irse al cielo de la enea a la espadaña, Paco Palacios El Pali pa cantar en la Giganta. Y ya repican al cielo, al compás de una guitarra, con sus veinticuatro hermanas, el trovador de la Gloria cantando por sevillanas». Apenas cruzó el umbral de la Puerta del Príncipe en el cielo y por fin aclaró sus dutelas: «¿Dónde se ha ío ese arte, que mi Sevilla esta muerta?». Ahí estaba Juana la Calentera y la Malena con su puestecillo, Carabolso y escalera, plazuelas llena de niños jugando al toro y niñas con diábolo, guapas cigarreras, Alfonso Borrero con el «Colino» y «el corneta», el maestro Realito y «Vicente el del Canasto» y pa refrescarse la garganta «Los Majarones» y las «Siete Puertas». Y tras el trago, a ver a «los que mandan» y «allí encontró el color que tiene el cielo la noche del Viernes Santo cuando vio al Gran Poder, sin espinas ni quebrantos. Y como estaba cansado de tan largo recorrido la Virgen de la Piedad le dio su cobijo en una cama de sábanas blancas como las que en su regazo abraza a su hijo». Ahora somos nosotros los que te añoramos a ti Paco y por eso tu memoria siempre estará presente. Tu nombre está en plazas y calles, y pronto tu figura estará en un monumento que será venerado. Hoy queremos hacerte un homenaje por las calles cantando tus sevillanas en la cuarta Ruta Palista. Únete a las 10 de la mañana en la Puerta Jerez y recordemos su memoria.
Hazme un favor, sé feliz.