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¡Buenos días!

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28 jul 2018 / 21:31 h - Actualizado: 28 jul 2018 / 21:32 h.
  • ¡Buenos días!

Hay una pregunta que llevo un par de años haciéndome llegado el verano: ¿dónde están los zapateros? Si esta cuestión la hiciese en otro lugar de España podrían contestarme que de vacaciones de verano, pero estoy seguro de que tú me has entendido. La de horas que nos hemos pegado en los jardines cazando estos insectos voladores metiéndolos en una caja con agujeros para que no se asfixiaran. Hasta que en el colegio don Francisco, profesor de León, comenzó la lección de los insectos no supe que aquel curioso bicho se llamaba libélula. En esto de la caza del zapatero había sus niveles. Los verdes eran los normales y lo verdaderamente chachi era pillar los rojos. Pues parecen que se han extinguido, no se ven por ningún sitio. Otro adorable animalillo con el que nos distraíamos en su busca eran los grillos. Recuerdo la cajita de madera, que aún conservo, en la que los metía y alimentaba con trocitos de tomate. Por las noches esa caja se convertía en musical cuando los graciosos bichillos empezaban su cri-cri. Todo era gracioso hasta que se me escaparon una noche y se colaron por todas partes, teniendo música por toda la casa, imagínate. Son muchos recuerdos de la niñez en la que con algo tan simple, éramos capaces de llevarnos horas y horas distraídos y la destreza era el secreto. Hoy nuestros hijos no conocen estas cosas y cuando se las enseñas te miran con cara rara y te tachan de locos –«¿Que te dedicabas a coger bichos, papa? ¡Qué asco!»– No saben lo que se pierden. Hazme un favor, sé feliz.