En nuestra sociedad de hoy, tecnificada y redsocializada, abundan todo tipo de noticias e información, desde aquellas que son de interés, curiosas o misteriosas hasta las que simplemente son un bulo y algún contacto nos lo envía con la mejor intención del mundo bajo la promesa, o querer compartir, entradas para un partido de fútbol o un bono de descuento en el supermercado de moda. Los ciberdelincuentes aprovechan cualquier ocasión para colar este tipo de vale promocional que sólo tiene la misión de robarnos nuestros datos o meternos en un servicio premium de SMS que nos deje la cuenta corriente más temblona que si viéramos un fantasma. Pero... ¿Sabes? Estoy cansado de que me lleguen por mensajería instantánea o por redes sociales mensajes en los cuales amigos, conocidos, hagan y sigan el juego a las famosas cadenas de envíalo a doce amigos y la suerte te acompañará doce meses, como si la suerte se comprara en función de nuestros reenvíos. Lo que sí se pone de manifiesto con esas cadenas es, en muchas ocasiones, la ignorancia de aquel que las cree, o el miedo de aquel que teme romperla ya que si la rompe tendrá doce meses de mala suerte. Es la ignorancia, en sus muchas vertientes, la que hace que esos cuatro que inician estas absurdas cadenas sigan teniendo un floreciente negocio amparado en el desconocimiento, la religiosidad, la superstición o, simplemente, el miedo a ¿y si es verdad?. ¿Recuerdan las famosas cadenas de la peseta a San Judas Tadeo que dejaban antaño en los buzones? Pues esta es la versión tecno del siglo XXI. No dude en romperla, esta sociedad se lo agradecerá.