¿Cambiamos o nos cortamos las venas?

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Manuel Bohórquez @BohorquezCas
21 dic 2018 / 08:43 h - Actualizado: 21 dic 2018 / 08:44 h.
"Flamenco","La Tostá"

No volveré a votar a ningún partido hasta que no vea que de verdad se preocupan de los ciudadanos y anteponen nuestros intereses a los de ellos. A lo mejor no vuelvo a votar jamás, entonces, si soy tan exigente. ¿Y qué? Es a ellos a quienes les interesa mi voto, que es algo que damos a cambio de algo: de un modelo de sociedad con el que nos sintamos identificados. El del Partido Socialista de Andalucía se acerca mucho al que me gusta, pero no les perdono la corrupción, el enchufismo y la traición. Sobre todo esto último.

Son muchos los amigos que me han dicho estos días que es mejor lo conocido que lo que está por conocer, y esto no me vale para nada. ¿Por qué tengo que confiar en un partido que en casi cuarenta años no he votado porque no me lo creí? Es que viene la derecha, dicen, como si fuese a venir un maremoto con entrada por Cádiz y salida por Jaén. Y lo que es peor, la extrema derecha. En cualquiera de los dos casos, son partidos que tendrán que seguir las reglas democráticas, porque si no es así, entonces sí que habrá que ponerse frente a ellos y defender la democracia con uñas y dientes, como habrá que ponerse frente a quienes han decidido, sin consultas ni nada, que hay que cargarse todas las tradiciones que, según ellos, sobran ya en Andalucía, aunque en algunos casos sean industrias que dan de comer a decenas de miles de familias.

En referencia a los toros, en una ocasión le preguntaron al sevillano Pepe Díaz, secretario general del Partido Comunista de España, que cómo aceptaría si el pueblo decidiera, en referéndum, acabar con la tauromaquia, a lo que contestó: “Lo aceptaría, aunque diría que, por una vez, el pueblo se ha equivocado”. Igualito era el talante de aquel líder, que el de Pablo Iglesias o Alberto Garzón. He sacado a colación el toreo, pero podría sacar también la caza o la Semana Santa. Y no soy taurino, cazador ni nazareno, pero me jode que estos vengan a decirnos con qué tenemos que emocionarnos, divertirnos, llorar o ponernos de rodilla. Dennos trabajo, seguridad, educación, sanidad, cultura y servicios de calidad, que de lo demás se encargará cada uno según sus creencias, aficiones y maneras de entender la vida. No me da ningún miedo la derecha democrática, aunque me preocupen la extrema derecha tanto como la izquierda.

Estamos viendo lo que está pasando estos días en Andalucía, que cada partido va a pillar el poder, o un cacho, sin pensar para nada en lo que queremos de verdad los andaluces. La mayoría han votado un cambio, porque de no haber querido ese cambio le hubiesen dado mayoría absoluta al Partido Socialista. Y si el cambio tiene que ser el que va a ser, ¿qué hacemos, cortarnos las venas?