Campanadas en Balbarda

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Manuel Bohórquez @BohorquezCas
02 ene 2017 / 20:27 h - Actualizado: 03 ene 2017 / 13:17 h.
"La Tostá"
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Pasé la Nochevieja en un pueblo de Ávila, Balbarda, de no más de treinta habitantes y esa noche, más de veinte no estaban en sus casas. La única taberna que había la han cerrado y el autobús solo va dos veces a la semana, si algún vecino lo llama; si no, tampoco. Allí vive Licinio, un comilón inexorable, amante del cante jondo y solterón convencido. Jubilado, cuida de su huerto y cuando su mejor amigo, el Cuqui de las Cabezas, está por Ávila, lo recoge y se lo lleva a tomar chatos por los alrededores de la muralla, cuando no se lo trae a su pueblo, como en esta ocasión, que se lo ha traído para que pase unos días en Las Cabezas de San Juan, dejando a Balbarda sin su vecino más insigne. Alguien me preguntó en Ávila que cómo es que había decidido pasar la Nochevieja en este pueblecito, donde si cuatro vecinos van un mismo día al médico, casi no podrías jugar una partida de dominó. Era un viejo sueño, que se ha cumplido: pasar una noche tan especial en un pueblo perdido entre montañas, con casas de piedras y los techos tan bajos que casi tengo que andar de rodillas.