Caudales públicos

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19 nov 2016 / 23:35 h - Actualizado: 20 nov 2016 / 00:20 h.

Constituyen atentados contra ellos tanto el derroche como el enriquecimiento personal. Suelen manifestarse bajo tres formas: cohecho, nepotismo y asignación de bienes públicos para fines privados. Todos ellos suponen corrupción. La consecuencia es una sociedad baja de moral en la que las actividades públicas se realizan con fines distintos de aquellos que legitiman su existencia: el interés general. Entre las causas que han originado esta situación, A. Cortina menciona las siguientes: 1) Buenos ciudadanos no abundan. Se olvida que no basta con pertenecer sino que es necesario también participar en tareas públicas. 2) Triunfa el pragmatismo y las visiones oportunistas. 3) Con frecuencia se cae en situaciones puramente emotivas, olvidando que la moral tiene una fundamentación racional basada en argumentos. 4) Carencia de proyectos que den sentido a nuestras vidas. Frente a estas sociedades desanimadas se alza la democracia como tarea moral en cuanto persigue no tanto limitar el poder cuanto participar en el mismo, con el fin de alcanzar y funcionalizar los derechos fundamentales Precisemos que la corrupción se combate trabajando con rigor y espíritu crítico, con profesionalidad y transparencia. Por lo demás, los caudales públicos están necesitados de protección, que puede ser prestada desde el Poder Judicial o el Ejecutivo (Administración), lo que plantea la cuestión relativa a la distribución del ius puniendi entre ambos. Hoy asistimos a un llamado «populismo punitivo». El D. Penal no es «unidad de emergencia» del D. Público.