Cautivo de Torreblanca

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16 feb 2018 / 23:18 h - Actualizado: 17 feb 2018 / 08:46 h.
"Cofradías","Cuaresma 2018"

Esperado, anhelado, ilusionante, múltiples pueden ser los adjetivos aplicables a la expectación creada con el Viacrucis del primer lunes de Cuaresma, presidido por la Imagen del Señor Cautivo del populoso y humilde barrio de Torreblanca. Y no solo por la novedad de ser un Titular de las hermandades que no procesionan a la catedral, llamadas de Vísperas, el que centre las miradas y el fervor de cuantos participen en su traslado y en el piadoso acto catedralicio, sino porque se supone una presencia multitudinaria de los vecinos que a diario acuden ante Él, en ruego de peticiones y ayuda espiritual para sobrellevar los avatares cotidianos, o para mostrarle la más honda gratitud por las gracias alcanzadas. Eje verdadero de la devoción de una zona de la ciudad de reciente historia, de sencillos trabajadores y de familias que han configurado una identidad plena con la hermandad.

En la dilatada trayectoria de esta celebración penitencial de todas las hermandades, a las que les ha correspondido que su Titular sea el que aglutine a los cofrades para el rezo de este piadoso ejercicio, se han esforzado plenamente por una organización muy cuidada, acorde con el acto público de culto que lo justifica y procurando la mayor presencia de los hermanos en su acompañamiento. Cada una con su propio sello e idiosincrasia, ha dejado una huella perdurable en el recuerdo de los sevillanos, incluyendo, en varias ocasiones, el redescubrimiento del valor artístico y devocional de una talla no siempre suficientemente reconocida en el conjunto de su paso, de fugaz transitar por las calles de la ciudad.

Así acontecerá el próximo lunes, cuando la obra juvenil de un ya consagrado Jesús Méndez Lastrucci, desde el hospitalario templo de Santa Marina, sea portada por sus hermanos y arropada por miles de fieles de otros arrabales y del Centro, hasta las naves de la Magna Hispalensis, que, sin duda, se llenarán de cofrades para seguir, junto a las catorce cruces de guías de otras tantas hermandades, el ejercicio del Viacrucis, que nos adentra en una nueva y siempre distinta Cuaresma.

Torreblanca vive estos días, incluso desde la designación de su Imagen, una euforia y entrega absoluta para que la organización sea modélica y el mensaje de paz, serenidad y amor de su Señor llegue a todos los que participen o contemplen su transitar, cumpliendo con el sentido primario de este culto: llegar a las almas de quienes necesitan de su protección, o sea, todos los creyentes y cofrades, en particular.