Cien años de la muerte de Frijones

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Manuel Bohórquez @BohorquezCas
09 ago 2017 / 20:01 h - Actualizado: 09 ago 2017 / 20:02 h.

El pasado martes se cumplieron cien años de la muerte del cantaor Antonio Vargas Fernández, Frijones de Jerez, un personaje de leyenda que llegó a Sevilla en la octava década del siglo XIX y que vivió en calles como Puerto, en Triana; Palomas, en el barrio de la Feria, y Resolana, en la Macarena. Nunca fue un cantaor destacado, pero cuando murió, otros cantaores comenzaron a hacer sus seguiriyas, soleares y tientos, y hoy es una referencia de la historia del cante. Chacón, Pastora Pavón, su hermano Tomás, Manuel y Pepe Torres, y, sobre todo, Antonio Mairena, se encargaron de mantenerlo vivo. Fue, al parecer, un genio, aunque pisara más los cuartelillos que los escenarios, porque era bebedor y aficionado a meterse en líos. Ricardo Molina y Antonio Mairena dijeron que fue enterrado en Sevilla por parte de la Niña de los Peines, pero ya nos encargamos de demostrar que no, que tras deambular por esta ciudad durante años regresó a su tierra para morir en el Hospital General de Santa Isabel, pobre y olvidado. Ni Jerez ni Sevilla han querido saber nada de este genial cantaor gitano.