Entrando a valorar cada uno de estos factores, en primer lugar, hay que hacer referencia a la capacidad o potencia instalada, que supone la suma de la potencia de todas las centrales de generación de electricidad propiedad de la compañía. Esta potencia instalada será, en teoría, la capacidad máxima de generación de la eléctrica en un momento dado. Este dato es fundamental para conocer su tamaño real.
Otro factor a tener en cuenta es la generación o producción de electricidad que será el montante total de la energía realmente generada por la compañía.
Un tercer factor sería el volumen de ventas al cliente final –comercialización– o de energía distribuida –distribución–. Este último supuesto se produce cuando la eléctrica alquila su red de cable a otra eléctrica para que está última comercialice a sus clientes.
El volumen de ventas no tiene por qué coincidir con la energía real generada.
De hecho, muchas veces, las compañías venden más energía de la que generan. En este supuesto, comprar energía a otras eléctricas para suplir su déficit de generación.
Un nuevo parámetro lo compone el denominado Mix de generación eléctrica que lo forman el conjunto de centrales generadoras de energía propiedad de la compañía en atención a las distintas tecnologías usadas para dicha generación –hidroeléctrica, fuel, gas, solar, eólica, nuclear, carbón, etc–. Cada tecnología tiene ventajas y desventajas. Este mix debe satisfacer dos necesidades, a saber, que produzca la electricidad de la forma más barata posible a fin de que los márgenes de beneficio puedan aumentar, y, la segunda de las necesidades que debe satisfacer el mix de generación es que, con el mismo, se garantice el suministro de energía a los clientes y, ello como consecuencia de que la energía eléctrica no puede ser almacenada de forma eficiente, por lo que debe producirse justo cuando se necesita.
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