Comparaciones y desvaríos

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30 oct 2017 / 23:14 h - Actualizado: 30 oct 2017 / 23:15 h.
"Hispalíneas"

Estos días hemos podido leer comparaciones o, más bien, desvaríos que, con benignidad, podremos atribuir a la ignorancia, Me refiero a la elucubración de Pablo Iglesias sobre las intenciones y los objetivos del 4-D y el 28-F que sólo prueba la inconsistencia teórica de una parte de nuestro profesorado universitario y, por tanto, lo que le espera a las próximas generaciones si eso no se remedia de forma inmediata. Aunque ello sea difícil en el ámbito académico, en el que va tejiendo la vida sí ha aparecido un estribo para volver a cabalgar. Me refiero ahora a la manifestación barcelonesa de anteayer en Barcelona en la que –por fin– ha aparecido la sensatez.

Fue la sensatez –no el desvarío– la cabecera de las manifestaciones andaluzas del 4 de diciembre del 77 y el 79; la convicción de que una España democrática no podía construirse sobre el atraso. La sensatez –no el «a por ellos» cerril y tardofranquista– ha presidido esa movilización multitudinaria a la que, de forma aparentemente imprevista (como las andaluzas de entonces) han acudido centenares de miles de personas demostrando dos cosas: que en Cataluña existía la opresión y la ejercían los independentistas, y que Rajoy y Pablo Iglesias tienen de estadistas lo que Franco, porque igual que él, creen que las cosas, o no tienen arreglo, o se arreglan solas. El desvarío, a despecho de uno, otro y el patriotismo trasnochado lo está arreglando –como sucedió aquí– la gente, ésa con la que John Steinbeck terminaba en 1938 su novela La uvas de la ira. La de Cataluña en este caso.