Compartir, ganar y ahorrar

laboratorio ciudadano

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07 nov 2016 / 19:41 h - Actualizado: 07 nov 2016 / 22:22 h.

Yo no me meto en casa de nadie”, “tú, ¿meterías en tu casa a un desconocido?”, “qué horror, viajar con alguien al que no conoces de nada”... son algunas de las frases con las que se despachan las nuevas realidades de la economía colaborativa por las personas más reticentes a compartir los propios recursos.

Los coches particulares, por ejemplo, son uno de los bienes más infrautilizados del mundo. Pasan el 95% del tiempo aparcados, el 0,8% buscando como aparcar y el 0,5% en atascos. El 2,7% que están en movimiento lo hacen con una sola persona a bordo. Por eso miles de personas comparten sus desplazamientos en coche como conductores o pasajeros (www.blablacar.com), alquilan su vehículo por días (www.drivy.com) o convierten su coche en soporte publicitario (www.publycar.com).

Pisos y apartamentos se alquilan o intercambian a través de plataformas digitales (www.guesttoguest.com) y generan un mercado de centenares de millones de euros. Miles de personas aficionadas a la cocina han abierto ya las puertas de sus casas a comidas programadas a las que se apuntan turistas y vecinos a un precio fijado de antemano (www.withlocals.com).

Estas son algunas de las realidades productivas que se consolidan con fuerza en España y otros muchos países, que todavía no están integradas legislativamente, ni contabilizadas en la economía estatal, ni asumidas por sindicatos y empresas.

La digitalización de la sociedad nos ha cambiado los papeles, ahora somos consumidores y productores al mismo tiempo, lo que algunos denominan como “prosumidores” y que se extiende a casi todos los ámbitos de nuestra vida.

El lugar de trabajo puede ser por la mañana la fábrica y por la tarde el hogar, podemos ser trabajadores por cuenta ajena durante unas horas y autónomos el resto del tiempo. Compartiendo, todos ganan y ahorran de manera simultánea y, además, el planeta lo agradece. Que más se le puede pedir a esta nueva economía, la colaborativa, que se ha quedado ya entre nosotros.