La temporada encara su recta final y tanto Sevilla como Betis la afrontan con las mejores perspectivas de cumplir los objetivos que se trazaron el pasado verano cuando arrancó el curso. El conjunto sevillista, de hecho, ya ha certificado matemáticamente su clasificación para competición europea, la undécima de las doce últimas temporadas, lo que da idea de lo bien que se están haciendo las cosas en el club nervionense, donde la fórmula de vender para crecer instaurada hace más de una década gracias a la enorme capacidad de su dirección deportiva sigue dando unos frutos envidiables.
Hasta diez caras nuevas –Krychowiak, Aleix Vidal, Banega, Kolo, Tremoulinas, Arribas, Denis Suárez, Aspas, Deulofeu y Barbosa- le trajo Monchi a Unai Emery esta temporada y con ellas ha logrado armar el técnico vasco un equipo que está destrozando todos los récords de puntuación y en disposición de escribir otra página de oro en la historia del club, pues la final de Varsovia está a dos pasos y por la cuarta plaza Champions va a luchar el equipo hasta el último suspiro. De levantar otro título y/o lograr esa cuarta plaza dependerá que la nota final del curso sea de matrícula de honor o quede en un notable alto que ya nadie le puede discutir.
El Betis, por su parte, cada vez está más cerca de sellar un ascenso indispensable para su propia supervivencia. Arrancó la temporada con muchas dudas en torno a la capacidad del entrenador y de la plantilla, en la que también se produjeron más de una decena de incorporaciones tras el ominoso descenso del año anterior: Molinero, Bruno, Piccini, Casado, Pacheco, Cejudo, Kadir, Portillo, Rodas, el mismo N’Diaye, y Rennella o Alex Martínez, que volvían tras una cesión.
Julio Velázquez no dio la talla y fue superado por la situación, a la que Juan Merino y Pepe Mel han dado la vuelta como un calcetín, firmando desde el cese del vallisoletano una de las mejores vueltas (50 puntos en 21 partidos) de la historia de la Segunda división, prácticamente con los mismos futbolistas que no daban pie con bola con el anterior entrenador.
Al Betis aún le falta rematar el ascenso, pero será difícil que se le escape tras la ventaja que ha logrado amasar (8 puntos) en los dos últimos meses de competición. En la directiva parecen haber entendido, al fin, que la parcela deportiva es la más importante en un club de fútbol y con el fichaje de Eduardo Maciá quieren sentar las bases para que este de mayo de 2015 sea el decimosegundo y último ascenso a Primera en un buen puñado de años, lo que no será tarea sencilla, pues nunca estuvo más de diez seguidos en la máxima categoría.
El filial bético también ha logrado el doble objetivo de la permanencia y abastecer de jugadores –Dani Ceballos, Varela, Fabián, Caro...- al primer equipo cuando ha sido necesario, mientras que el sevillista se juega el todo por el todo en las tres últimas jornadas para tratar de eludir un descenso que tendría efecto dominó y empujaría al Sevilla C a categoría regional, lo que sin duda podría poner sordina a la excelente campaña del primer plantel.