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Confiemos en el tiempo

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30 dic 2016 / 23:20 h - Actualizado: 31 dic 2016 / 08:20 h.

Alos que sean más de una Navidad dickensiana hay que tranquilizarlos, en breve aflorará una incipiente primavera que nos hará olvidar a base de azahar y entusiasmo la ausencia que duele sobre ese asiento vacío en la mesas de Nochebuena y Nochevieja, allí donde los villancicos pellizcan sobre algún escondido rincón del alma. Ya va quedando menos para volver a nuestra ciudad tranquila, la cual antes de que nos demos cuenta anunciará capirotes por la Puerta la Carne, recibirá volantes y será transitada por chanclas entre aleteos de abanicos. Nos quejaremos del calor insoportable, contaremos tapas de caracoles o atardeceres mientras pedaleamos, andamos, corremos o conducimos, para volver a los mantecados repitiendo los mismos propósitos de cada año sin apenas darnos cuenta del tiempo que se nos esfuma de una manera cruel.

Lo cierto y verdad es que mientras arrancamos la primera hoja del almanaque que viene lleno de un todo por descubrir, volvemos la vista atrás con la esperanza de que la decepción no sea quien nos acompañe junto a las uvas al año siguiente. Este 2016 nos dejó, entre otras cosas, la estampa del Gran Poder bajo la luz del sol de su ciudad, una Sevilla dual que por el lado verde sigue navegando capeando el temporal y por el rojo, avanza viento en popa a toda vela. Dejemos que sea Don Miguel de Cervantes quien ilustre los sinceros deseos de salud y suerte de quien escribe desde esta azotea, un genio que cuatrocientos años de su inmortalidad ha dejado para este anciano año que ya, pertenece al pasado; ‘Confía en el tiempo, que suele dar dulces salidas a muchas amargas dificultades’.