La vida del revés

Constelaciones

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23 may 2019 / 07:22 h - Actualizado: 23 may 2019 / 07:28 h.
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  • Constelaciones del Cisne y la Lyra. / Fotografía de Asociación Astronómica de Burgos
    Constelaciones del Cisne y la Lyra. / Fotografía de Asociación Astronómica de Burgos

Desconozco si la influencia de la luna sobre las personas es algo que los científicos hayan podido verificar. He oído que la luna nueva o llena hace que las mareas se modifiquen, que el número de nacimientos es más elevado si la luna está así o asá y que el número de asesinatos aumenta o disminuye dependiendo de la fase lunar. No sé si es cierto, si alguien se ha ocupado de investigar estas cosas o si es una idiotez. Lo que si tengo como cierto es que, cada noche, está donde toca. Y eso es lo importante. El gran problema aparecería si faltara, si una noche cualquiera alguien la buscara con la vista y no fuera capaz de encontrarla. El desastre sería mayúsculo. El sistema solar, seguramente el universo entero, se vería afectado.

Si al despertar estiramos el brazo buscando su cuerpo y no está, si tenemos que imaginar un beso o un abrazo, si tenemos que tomar una copa apoyados en la barra del bar sin poder decir a alguien cómo nos sentimos, el universo entero se hace añicos. Somos los reyes de nuestro propio sistema solar, tenemos nuestros satélites colocados en el lugar exacto, cientos de constelaciones nos envuelven (es eso que llamamos entorno) y el equilibrio es tan frágil que asusta pensarlo.

Dibujar el cosmos de cada cual se hace con trazo fino, cuidado. Y un borrón hace que tengamos que empezar de nuevo. Por pequeña que sea la mancha nos vemos obligados a tomar papel, regla y compás. El problema es que el borrón sea el hacedor de ese pequeño cosmos. Cuando alguien advierte que ha sido borrado de otros universos (siempre llega tarde la noticia) está perdido. Cuando alguien advierte que ya no es el centro de su propia existencia intenta modificar su situación, su lugar, sin percibir que lo que hace es borrar para siempre lo que fue. Se convierte en un espectro. Y el problema mayor es que las lunas personales son escurridizas, hacen ir de aquí para allá sin explicación alguna. Una noche cualquiera echas un vistazo alrededor y no te queda ni una. Adiós universo. Adiós para siempre a uno mismo.