‘Cortoplacismo’

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11 mar 2017 / 20:28 h - Actualizado: 11 mar 2017 / 21:33 h.
"Cofradías","Una luz en la ventana"

Impera en nuestro mundo cofrade, el mal político del cortoplacismo. En un intento efectista por conseguir con prontitud, resultados que aseguren la continuidad y el visto bueno de los que nos rodean, a veces, nos pasamos de listos y otros tienen que venir a arreglar, mejorar o, incluso, cambiar lo que se ha hecho. No son todas las juntas de gobierno, ni todos los hermanos mayores. No es una diferencia –como se lleva ahora– de vísperas y hermandades que hacen estación de penitencia a la Catedral. No. Ni tampoco es cuestión de la cantidad de abogados, médicos, peritos y catedráticos que tengamos como junta asesora o como miembros natos de la hermandad.

Lo que acaba definiendo al cortoplacismo es el no tener claro dónde ir, qué ser y sobre todo... a dónde llegar. Hoy se prefiere lo rápido a lo bueno, porque hay que sacar un paso tallado y dorado en menos de cuatro años. Preferimos un bordado de dudosa calidad, a una pieza artesanal, porque tarda más. ¿Para qué vamos a invertir en un programa de gestión de datos en las hermandades? ¿Pagar por un cuadro? ¿Si me lo puede hacer un hermano?

De eso no se acuerda nadie, dicen. Porque no se valora tener una hemeroteca, una colección pictórica. Eso no vende. Porque no tiene frutos reales y actuales. Eso no vende. Repito. ¿Pagar un reportaje de fotos de la estación de penitencia? Tampoco. Siempre habrá alguien que lo haga gratis. Pero que de guardar las fotos, conservarlas, tener un gran archivo y hacer publicaciones interesantes, de eso nada. Ahora eso sí. Proyectos faraónicos que a modo de casa hermandad, que luego no se pueden pagar, sí. Lugares donde tras una obra, no se pensó en hacer espacios para los distintos colectivos de la hermandad y tiene que llegar otra junta, a remodelar la obra inicial. ¿A qué es interesante?

Otro ejemplo. Antes se tardaban varias legislaturas en hacer un palio. Había mecenas que apostaban por ello. Qué le pregunten a Juan Carrero. Un estilo, una línea, con convicción y con ganas de que el patrimonio perdure. Sin tiempos pero con sello. Si hablamos de sello, el cortoplacismo adolece de eso. De falta de personalidad, de modas que no tienen fundamento y de efectismo barato que hace daño, mucho daño. Se quedan muchos diseños en el cajón, porque el dinero tiene que ser proporcional a la rapidez. ¿Dar dinero a largo plazo? Luego el dinero es el doble. Cuando tengamos que dorar lo dorado, pasar lo bordado o repetir una obra. Corto plazo nos queda así. Lo dice el refrán: pan para hoy y hambre para mañana. Y cuánto pan hará falta mañana.