Pareja de escoltas

Cosas del Corpus

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15 jun 2019 / 11:03 h - Actualizado: 15 jun 2019 / 11:13 h.
"Pareja de escoltas"
  • Cosas del Corpus

Los tiempos litúrgicos ya señalan al Corpus. La fiesta ha sabido remontar, año a año, su propia decadencia para afianzarse con fuerza en el calendario de Fiestas Mayores de la ciudad. No siempre fue así en las últimas décadas. Pero cuesta imaginar ahora a la festividad y sus vísperas sin el impresionante ambiente que rodea las calles del centro.

A los que cuestionan la actual dimensión de la procesión: es un peaje asumible. En realidad la procesión es la que es pero, como decía cierto párroco de otro tiempo, todo es mejorable. Eso sí: no hay que olvidar que fue el concurso y la implicación de las cofradías la que salvó esta fiesta cuando el clero desnortado del posconcilio bajó la guardia. Eran tiempos de demasiadas preguntas y respuestas poco convincentes.

La procesión –y toda la festividad litúrgica del Corpus Christi- beben de los vientos remotos de la Contrarreforma. No conviene olvidar el dato. En ese vendaval –opacado por el huracán del Vaticano II- también hay que incluir el grandioso ceremonial áulico que el personal de alzacuellos mira de reojo sin decidirse a rehacer su grandeza. Esa tramoya ornamental incluye la impresionante colección de ornamentos de la catedral.

La festividad del Corpus sería un buen momento para recuperar y –como se dice ahora- poner en valor esa parte material de la liturgia que daba carácter a ese jueves que aún reluce más que el Sol. No hay que olvidar que la mejor conservación es el uso, incluyendo formas musicales que cayeron en el olvido en las marañas del posconcilio. Las casullas de pascua juvenil no casan bien con un cortejo que preside Dios mismo pero basa su espíritu en la convulsión que siguió a la reforma protestante. Los tiempos del aggiornamento quedaron felizmente superados pero algún sector del clero sigue anclado en una primavera que no siempre fue florida.