Culto a la luz del papel

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25 mar 2017 / 23:22 h - Actualizado: 26 mar 2017 / 13:52 h.
"Una luz en la ventana"

La verdad se muestra solemnemente. Lo que es verdad eriza la piel, emociona, late y hasta llega a herir y a doler. Y es que cuando somos capaces de profundizar en ella, todo es verdaderamente grandioso. Es verdad que hay muchos buenos, bonitos y variados. Y también es verdad que en el arte de pintar, la verdad es sinónimo de éxito. Si ustedes quieren descubrir a la Sevilla de ayer y de hoy, de lo que fue, es y ha sido... Terminen el café y vayan a la calle Sierpes. Les espera Culto, papel y poesía, la exposición de Miguel Ángel González que con cuarenta y una obras de pequeño formato, viene a desplegar las alas de lo antiguo y lo nuevo. Una vez más, lo ha conseguido. Y tiene una exitosa carrera porque a parte de pintar, recita y esculpe versos en óleo, acuarela y tinta. Y digo bien, los remata con la conciencia de no ser más que otro y de vivir intensamente, este presente que entre lápices, lienzos y papeles, es ya una realidad más que soñada. Lo sabe y sonríe cada vez que habla de su obra. Una obra sin principio ni final, porque se ha quedado eterna en el Círculo Mercantil, como dijo su presidente Práxedes Sánchez. Y eso no es fácil. Muchos lo han intentado y no lo han conseguido.

Es un hombre de luz, de luz pausada y cromática, que atardece o amanece en cuanto dejas de mirar un segundo. Es ese niño que soñaba con ser el de hoy y que no tiene nada que perder. La vida nos pone a prueba todos los días para que decidamos qué queremos ser. Lo tiene claro, pintor de la luz. Y está aquí para sorprendernos, porque siempre dice que el mejor cuadro está por venir. Eso es algo de agradecer. Un hombre de campo orgulloso de sus raíces y amante de la tranquilidad de la sierra y su silencio. Alguien que es capaz de pintar el bullicio desde la soledad, sin hacerle más falta que un buen recuerdo.

Tiene corazón para pintar a La Estrella y ser alguien más de una bulla ordenada de fervores y así el manto es más manto y la Virgen está más cerca. Lo ha vuelto a hacer. Sin estridencias, sin modalismos, sin equivocarse pensando que lo de fuera es más importante que lo de dentro. Es otro buen ejemplo que, a veces, las mejores universidades son las de la propia vida. Porque la luz es un ejemplo sublime para vernos delante de un espejo, de ella dependerá lo que seas. Hasta el 28 de marzo tienen la oportunidad de mirarse frente a frente con Sevilla. Y de darle un abrazo, porque en esta ciudad, desgraciadamente, los puñales de la falsedad rondan las espaldas y con él, está muy claro. Si hay verdad en sus ojos, lo habrá en sus cuadros y también será el mismo con nosotros. Enhorabuena.