Cuando la coordinadora general de Podemos Andalucía, Teresa Rodríguez, hace afirmaciones como «Andalucía es un pueblo que tiene aspiraciones políticas» y por tanto «de alguna manera también es nación», además de preocupación, muestra una incertidumbre impropia de quien –al menos sobre el papel– como cabeza de lista de un partido político que es, pudiera estar llamada a ser presidenta de la Junta de Andalucía.
Porque claro, está dando por hecho que hay que ser una nación para tener aspiraciones políticas, o significa por el contrario que para tener aspiraciones políticas, ¿hay que ser una nación? Da igual, si no se entera ni ella, cómo nos vamos a enterar los demás de lo que quería decir.
Lo que realmente me asombra es que entre las aspiraciones políticas que tiene Andalucía, Rodríguez no hable de que seguimos siendo la región con menos renta por habitante y con el paro más alto de España y de Europa.
Lo que realmente me preocupa es que entre las aspiraciones políticas que tiene Andalucía, Rodríguez no hable de la sanidad andaluza, de sus listas de espera inaceptables en cuanto a tiempo se refiere, de las camas en los pasillos, o la escasez de profesionales.
Lo que realmente me sorprende es que entre las aspiraciones políticas que tiene Andalucía, Rodríguez no hable de los casi 6oo imputados, y 4.316 millones de euros que hay bajo sospecha en Andalucía, y que actualmente investigan una treintena de juzgados andaluces.
En definitiva, para no alargarme, a los andaluces nos importa muy poco –por no decir nada– el tema de los nacionalismos, de ello hemos dado buena muestra a lo largo de nuestra historia. A los andaluces lo que nos preocupa es sencillamente que no se ocupen de los muchos problemas que tenemos desde hace décadas.
Y, señora Rodríguez, créame si le digo que soy uno de esos andaluces con muchas aspiraciones políticas, pero siendo mi nación España, mi Comunidad autónoma Andalucía y mi provincia Sevilla.
Mientras tanto, ¡sé feliz!