Con el olor del romero vuelve la discusión. ¿Tan insoportables son las representaciones de las cofradías en la larga sierpe del Corpus? No lo creo... la procesión es la que es aunque, como todo, es muy mejorable. La desmesura corresponde a los tiempos que nos ha tocado vivir. Los que tienen una edad no podrían imaginar que las cofradías de nazarenos acabarían rebasando los dos millares de papeletas de sitio o que los cirios iban a desfilar de tres en fondo como una compañía militar. Ese metraje es asumido y forma parte del alma actual de una fiesta, ojo, que no sería nada sin las cofradías que le prestan el pulso vital en las vísperas y en el desarrollo de la procesión eucarística. La solución del asunto podría pertenecer a otros ámbitos. Estamos de acuerdo en que la mejora del desfile es posible pero no a costa de cercenar la libre participación de los cofrades. Cabría preguntarse cuántas cosas se quedaron por el camino desde los años desde el esplendor del Barroco: el lujo de los ornamentos; la práctica desaparición de las órdenes religiosas y sus insignidas conventuales; ciertos pasos; muchas formas de acompañamiento musical que duermen el sueño de los archivos; las viejas cruces parroquiales; el colegio de sacristanes; la universidad de curas párrocos... El problema no es que tarde en pasar dos horas y media. Conviene hacer memoria de lo que se fue. A lo mejor aún se puede recuperar una parte. ~