Del club de la calle al barrio compartido

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25 jul 2016 / 21:13 h - Actualizado: 25 jul 2016 / 22:38 h.

Hay mucho que aprovechar y compartir en las relaciones entre vecinos de un mismo bloque, calle, urbanización o barrio. Eso es lo que ha guiado a los ingleses del Banco de la Calle (www.streetbank.com) a crear una plataforma donde ya hay 70.018 vecinos que están compartiendo 92.432 cosas, entre las que se cuentan objetos, herramientas, conocimientos y servicios.

Las setenta mil personas están repartidas por los cinco continentes, aunque su mayor implantación está en el Reino Unido. Desde Europa hasta África, pasando por India, Asia, América y Oceanía se encuentran clubes de calle y ciudadanos que han geolocalizado lo que comparten.

Apuntarse al Banco de la Calle es gratis. En el área metropolitana de Sevilla he encontrado vecinos colaborativos compartiendo, por lo que se puede afirmar que hay ya un núcleo de partida que puede permitir un buen desarrollo posterior.

The Times ha dicho que el Banco de la Calle es uno de los 50 sitios en la red imprescindibles para vivir. A mí me parece que es una iniciativa que merece el apoyo y la colaboración de las asociaciones de vecinos, de las asociaciones de madres y padres de colegios, de los distritos municipales, de las asociaciones juveniles... porque, además, es un excelente instrumento para impulsar la responsabilidad comunitaria de la gente.

El Banco de la Calle es un buen ejemplo, una buena práctica a divulgar que nos muestra cómo la cultura anglosajona es mucho más efectiva y favorecedora del compromiso colectivo que la cultura mediterránea del sur de Europa, más individualista.

Lo más interesante del proceso comentado es el paso adelante que supone para pasar de las redes sociales virtuales a la de proximidad, a la ayuda mutua entre vecinos, al contacto de siempre con los que viven a nuestro lado. En definitiva, se trata de reconstruir desde abajo el tejido social que la crisis, el neoliberalismo y los cuentos de la derecha conservadora han hecho añicos con la austeridad y la precarización del trabajo.