Del lobo un pelo

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22 abr 2016 / 23:16 h - Actualizado: 22 abr 2016 / 23:17 h.
"Cofradías","Pareja de escoltas"

La lluvia no es buena amiga de la Semana Santa y hay quien la teme más que un supersticioso a que le paren delante el paso de la Canina. Pero de toda circunstancia por desagradable que sea, como reza el refrán que da título a este artículo, cabe extraer alguna consecuencia feliz. Por ejemplo, que los pasos alcanzan una belleza sin igual cuando avanzan sin atornillarse al asfalto o a los adoquines; o que calles desechadas en virtud del recorrido «tradicional» que se considera inalterable, cuando las circunstancias obligan, descubren una visión de la cofradía más proporcionada y armoniosa. Algunos de los mejores momentos de la pasada Semana Santa tienen que ver con esto que les cuento. ¿Es posible acaso mejorar cómo anduvo el Cristo de la Victoria por Palos de la Frontera o la Avenida de Roma para cumplir escrupulosamente su horario? ¿O puede un paso de palio acompasar con mayor elegancia y poderío su marcha, al tambor o a la música, que lo hizo el de la Virgen de la Estrella por el final de la calle Adriano o el Paseo de Colón? En cuanto a los itinerarios alterados, ¿no cambiaríamos con gusto ver a La Candelaria por su último recorrido de regreso, en lugar de la desangelada calle San Fernando y unos Jardines de Murillo desvirtuados desde hace largo tiempo? Y, por último, ¿no han agradecido las filas de nazarenos ese ritmo de paso más fluido e incluso el recorte de tiempo innecesario en la calle? El miedo no siempre es malo.