Desaceleración: ¿un fantasma?

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21 abr 2019 / 07:11 h - Actualizado: 20 abr 2019 / 19:13 h.

La asamblea de primavera en Washington del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial ha puesto de manifiesto, con datos empíricos, la desaceleración de las principales economías planetarias.

Ambas entidades señalan como causas: 1º) El aumento del proteccionismo en EE.UU y China, 2º) La ausencia de reformas estructurales que permitan, de una parte, el acoplamiento a la cuarta revolución industrial y, de otra, la contención de las desigualdades, 3º) La incertidumbre política reinante (Brexit, África y Venezuela así como avances de los nuevos nacionalismos/populismos 4º) El mayoritario crecimiento de los déficits/endeudamientos nacionales

Los deberes que el FMI/BM receta son amplios, pero muy claros: poner en marcha el campo de las reformas estructurales así como abordar, de forma certera, los retos de la economía digital y de la robotización, sin olvidar el macro-problema del calentamiento planetario.

Advertencias y recetas todas ellas que vienen muy bien a la economía española, pese a que en algunos ámbitos políticos se airee que la recesión es solo un fantasma para asustar. No es así. Los síntomas de desaceleración ya han llegado a España. Ahí está la previsión de crecimiento: solo un 1,4 o 1,5% para 2019.

Urgen, pues, reformas de calado en la estructura productiva con políticas a medio/largo plazo de corte estructural (¡no más cortoplacismo!) que permitan diseñar un modelo productivo basado en el conocimiento y en el binomio productividad/competitividad. Para ello es absolutamente necesario un consenso político. De lo contrario, la paulatina desaparición de las clases medias en España y el lastre de la brecha de las desigualdades nos desbordarán. ¿Prédica inútil? Todo indica que sí.