Begoña Urroz, una niña de 22 meses que falleció en 1960, es considerada la primera víctima mortal del terrorismo en España; por ello –desde 2010– cada 27 de junio (coincidiendo con el aniversario de su muerte) se celebra en España el Día de las Víctimas del Terrorismo. Y se hace formalmente mediante invitación al Congreso de los Diputados y cursada por su presidenta, Ana Pastor, la cual intervino junto a Mari Mar Blanco, esta en calidad de presidenta de la Fundación de las Víctimas del Terrorismo.
Este que escribe estuvo allí –como director-gerente de la Fundación Alberto Jiménez-Becerril– y reconoce que se fue con buen sabor de boca, aunque pudo ser mejor.
Ya que, si bien es justo reconocer que no cabíamos todos los convocados en el Salón de Pasos Perdidos del Parlamento y que ello debió de ser previsto, me quedo con el acto en sí.
Porque con los tiempos que corren en política ver a todos los partidos políticos representados allí muestra una imagen fiel de que –al menos– el respeto y la memoria de las víctimas (que escrito sea de paso es de lo que se trataba) quedaban salvaguardados.
Es muy importante que todos sin excepción rememos en la misma dirección, desde partidos políticos, asociaciones de víctimas del terrorismo, instituciones, cuerpos y fuerzas de seguridad del estado, instituciones, todos. Porque a todos nos afecta sobremanera el terrorismo como –desgraciadamente– podemos constatar en los últimos acontecimientos que estamos padeciendo en Europa y el mundo.
No sería de justicia terminar sin alabar –como hicieron las dos intervinientes en particular y la mayoría de los asistentes en general– la labor de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, así como de las Policías autonómicas y locales, por su incansable labor.
Mientras tanto, ¡sé feliz!