Diego el Panaero es un aficionado cabal de La Puebla de Cazalla, la tierra de Moreno Galván y Menese, que canta quizá con más verdad y más jondura que muchos a los que tanto entrevistan en los diarios nacionales. Pero no es importante por cómo canta, sino por cómo siente el cante y lo defiende a capa y espada cuando es necesario. El pasado viernes fue homenajeado en El Arquillo, donde se reúnen los cabales para disfrutar del flamenco que se va yendo, sin que supiera nada de que iba a tener ese reconocimiento de su pueblo. Fue conmovedor, sin duda, ver emocionado a un tiarrón curtido en mil batallas, y por eso he querido contarlo aquí, en La Tostá, que a veces la escribo con aceite de oliva de este pueblo. El flamenco es grande en La Puebla por hombres y aficionados como Diego Ruiz Camacho El Panaero, además de por sus célebres artistas. Fernando el del Central, Pepe el Cachas, Diego el Panaero y algunos más, pocos, siguen creyendo aún en que el cante jondo merece que le dediquen una vida entera. Y eso, señores, tiene un gran valor en estos tiempos.