Con un calor que algunos agostos envidiarían, se presenta este fin de semana de Corpus Christi Chico de Triana y de excelso desfile de la Sacramental de la Magdalena, amén de otras procesiones eucarísticas por diferentes barrios de la ciudad y pueblos de la provincia.
En todos se verá una vez más la compostura de una fiesta que Sevilla siempre supo cuidar como oro en paño aunque las viejas crónicas nos dejen con la curiosidad de ver, no solo de leer y saber, las muchas costumbres perdidas, todas paganas, de esta festividad que, desde las vetustos manuscritos, clama por la vieja zarabanda, la maravillosa danza sevillana que ejerció el matriarcado de otras muchas danzas que en la actualidad aún nos acompañan.
¡Ay! Sevilla, qué no habrán visto tus ojos, qué no habrás visto, sultana, las arriadas del río que atacaban tus murallas, la polémica y reyerta de advocación mariana por María, Limpia y Pura, Sevillana Inmaculada, y los pasos de un Tenorio apellidado Mañara... Y viste, en un corral, nacer esta alegre danza que en la procesión del Corpus, tú la bailabas, Giralda, nuestro primer baile propio, llamado la zarabanda.
Qué no habrán visto tus ojos, qué no habrás visto, sultana, el resurgir de las artes en una etapa dorada, la Pasión de Montañés, la Amargura de Roldana, de Mesa, su Gran Poder, y de Roldán, su Mortaja, y en San Gil, la Macarena que Dios Padre la creara... Y el Cachorro de Gijón expirando allá en Triana, la juventud de Velázquez, los pinceles de Murillo y a Cervantes escribiendo Rinconete y Cortadillo.
Qué no habrán visto tus ojos, que no habrás visto, Sevilla, desde el cielo de esa torre donde baila Giraldilla al compás que marca el viento entre cantes de campanas y al son que escribió la historia de esta tierra mariana, Sevilla, siempre Sevilla, Sevilla la inmaculada... Y viste cuando nació la alegría de esta danza que en la procesión del Corpus y a los pies de la Giganta, los gitanos disfrutaban con la vieja zarabanda.
Qué no habrán visto tus ojos, que no habrás visto, sultana, amores y desamores de esta danza sevillana que la bailó el mundo entero y que Roma prohibiera diciendo que era pagana, lujuriosa y placentera, creada por el demonio, zarabanda corralera... Y que Sevilla bailó cuando anunció la Giralda que el rey Fernando era Santo, y se llenaron las plazas de gitanas danzarinas de la vieja zarabanda. Vieja danza de arrabal, corralera de Triana que los reyes convirtieron en princesa y cortesana, zarabanda, zarabanda, zarabanda sevillana.