Las lecturas proclaman el amor a los enemigos. El relato del libro de Samuel muestra un buen ejemplo. Saúl había salido con su ejército a matar a David. Sin embargo, David le perdonó la vida cuando lo tenía a tiro de espada mientras dormía. No se tomó venganza, pues reconoce que es el ungido del Señor y no se puede atentar contra él. Sabe que Dios, compasivo y misericordioso, que perdona todas las culpas y no paga como merecen los pecados (Salmo), recompensará su lealtad.
Jesús, en el evangelio, ofrece una serie de instrucciones a sus discípulos proponiendo el amor a los enemigos como rasgo distintivo de sus seguidores. Pide responder al mal con el bien, como refleja la oposición de los términos: enemigos/amad; odian/haced bien; maldicen/bendecid; injurian/orad. Jesús quiere romper toda cadena de violencia impidiendo la venganza frente al mal (poner otra mejilla). Presenta la regla de oro de toda escala moral: tratar a los demás como se desea ser tratado. Pone delante de los discípulos el amor gratuito y desinteresado como diferencia frente a los pecadores. E invita a no juzgar ni a condenar, sino a perdonar y compartir. La medida del amor dado será la medida del amor recibido. Este es el auténtico evangelio que cambia el mundo. La recompensa estará en el cielo, participando de la vida divina como hijos del Padre Dios cuyo corazón es misericordioso y bondadoso para buenos y malos.
Así pues, con san Pablo, se puede decir que la venganza corresponde al hombre terreno, el amor al celestial. El apóstol presenta a los corintios la imagen de Jesús como nuevo Adán, cuyo cuerpo glorioso es modelo del cuerpo resucitado, un cuerpo capaz de vivificar. Al igual que llevamos la imagen del cuerpo terreno, mortal, llevaremos la del celestial, inmortal. El amor da vida, nos hace divinos y eternos.
1. ¿Te sientes identificado con las actitudes que pide Jesús a sus discípulos? ¿Qué te falta?
2. ¿Cómo respondes a los males que recibes? ¿Eres vengativo? ¿Tienes algún enemigo a quien perdonar?
3. ¿Cuál es la medida de tu amor a los demás?