Domingo XXV del tiempo ordinario. Año B

Comentario bíblico

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22 sep 2018 / 19:52 h - Actualizado: 22 sep 2018 / 19:52 h.

La liturgia nos recuerda dos veces este domingo la pasión de Jesús: en el libro de la Sabiduría, se refiere de un modo impresionante a la hostilidad de los impíos contra el justo; en el evangelio es Jesús quien anuncia su pasión. El Sal 53 sirve de puente, ya que se encarga de recordar que es Dios mismo quien sostiene la vida del justo, se entiende así cómo Jesús anuncia con tanta crudeza su destino doloroso; se encamina a la cruz, pero su mirada la tiene puesta en Dios que lo sostendrá: «al tercer día resucitará».

El anuncio de Jesús es claro: se trata de su pasión y resurrección, sin embargo, sus discípulos tienen otras perspectivas. Para ellos, el Mesías no puede ser entregado en manos de sus enemigos y ser ejecutado, sino que debe ser un vencedor. Así vemos como Marcos nos refiere que apenas Jesús se calla, inmediatamente ellos discuten sobre quién es el más grande. Una vez más, nos relata el evangelista la dificultad de los discípulos para comprender que la verdadera grandeza consiste en servir, dificultad que aún hoy perdura, porque nuestra perspectiva humana considera que el que sirve está abajo, no es el primero, sino el último, mientras que el que es servido se encuentra en el puesto más alto de la sociedad.

La enseñanza de Jesús nos pide que apreciemos no los honores, sino el servicio. Para ilustrar esto, Jesús coge a un niño y lo pone en medio y, abrazándolo, dice a sus discípulos: «quien acoja a uno de estos niños en mi nombre, a mí me acoge. Quien me acoge a mí acoge al que me envió». De este modo, nos hace comprender que el servicio consiste en acoger a los más humildes. La afirmación es sorprendente: en los pequeños, en los indefensos, en los pobres, en los enfermos, en aquellos que la sociedad rechaza y aleja, está presente Jesús; es más, está presente el Padre.

Preguntas para la reflexión:

1. «El Hijo del hombre va a ser entregado...». Medita quién entrega a Jesús a la muerte y contempla el plan que Dios tiene para salvarnos.

2. «El Señor va camino de la cruz para demostrarnos algo. ¿Pregúntate por qué Jesús no opone ninguna resistencia a dar su vida?».

3. «Para ti, ¿en qué consiste la felicidad? ¿Coincide con lo que Jesús piensa?». ~