¡EA!

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30 dic 2017 / 20:30 h - Actualizado: 30 dic 2017 / 23:08 h.

Y te quedas tan a gusto! Cuando dices: «¡ea!» no es precisamente porque te toque bailar con la más fea, sino que es una expresión de alivio que utilizas cuando terminas la tarea, ¡feliz de que todo el mundo la vea! Esta pequeña interjección denota orgullo, satisfacción, es la concreción de una voluntad: «¡Dicho queda, ea!». Y es que nuestra andaluza expresividad, ¡nos hace vibrar! porque si miramos más de cerca nuestro «¡EA!» descubrimos un interesante secreto: se trata del Espacio de Aprendizaje ¿o es que el aprender no te llena de satisfacción, orgullo y requiere de voluntad? Crear un Espacio de Aprendizaje te llena de coraje al brindarte poderosas lecciones que podrás aplicar cuando lleguen las ocasiones; crear un Espacio de Aprendizaje hace que saques la imaginación del garaje y la hagas rodar para sentir lo que es disfrutar; crear un Espacio de Aprendizaje es un homenaje a la sabiduría experiencial y a la estima personal; crear un Espacio de Aprendizaje te permite dar rienda suelta a tus ideas más salvajes para que se apacigüen conservando su naturalidad y así poderlas aprovechar; crear un Espacio de Aprendizaje ¡te libra del «malaje»! porque ¿quién es desagrable? el «mala sombra» que no tiene hueco para que sus ideas se diviertan saltando a la comba, entonces se le agria el carácter, pero tranquilo, dí «¡EA!» y de confianza, ¡habrás hecho un máster! y, sobre todo, crear un Espacio de Aprendizaje es, de la vida ¡el mejor equipaje!

Dice el refranero que «el saber no ocupa lugar» (quien lo dijo, no ha visto mi biblioteca) pero lo cierto es que hay lugares que propician el aprendizaje más que otros. Piénsalo, ¿dónde te sientes más a gusto: en un espacio con ventanales, amplio, luminoso o en un lugar angosto y oscuro? en este último tu creatividad se estamparía contra un muro... La neuroarquitectura es la disciplina que se encarga de entender, mediante la neurociencia, cómo el espacio en el que nos encontramos puede afectar a nuestra mente, así por ejemplo se ha descubierto que los techos altos favorecen la creatividad mientras que los bajos incentivan la concentración.

Construyendo la CASA: CAtedral de SAbiduría

El espacio en el que te encuentras, ¡puede hacer que tu mente y tu alma se sientan contentas! «¡Estoy como en CASA!», eso lo dices cuando estás a gustito, cuando sientes que puedes ser tú. En tu «CASA» es donde se cocina la masa de tu autenticidad, donde sientes que puedes brillar enarbolando la bandera de la comodidad y la naturalidad, ¿te imaginas sentir eso allá dónde te encuentres? porque eso es lo que se siente cuando tienes la capacidad de hacer de cada día tu propia CAtedral de SAbiduría. Esto supone ir un paso más allá de la neuroarquitectura creando en tu cotidianidad la intangible estructura que hará que tus conocimientos y emociones dejen a un lado su armadura y puedan pasear con tranquilidad por su «CASA». La CAtedral de SAbiduría es un «lugar» emblemático, pues potencia tu ser más carismático, ya sabes, ese que atrae y fascina porque opina y convence con su saber hacer, su saber ser y saber sentir: ¡la mina del vivir! de lo diferente, de aquello que llena de valor el presente, síntoma de un carácter y un criterio potentes. Piénsalo, ¿cómo suelen ser las catedrales? se caracterizan por ser espacios monumentales, techos altos, grandes ventanales por donde entra la luz a raudales... La neuroarquitectura bien podría decir que son los manantiales del conocimiento porque no hay momento en que uno aprenda más que cuando, admirando toda esa inmensidad, dejas volar tu creatividad, sientes la serenidad del ser y del estar, y conectas contigo mismo, desde adentro: descubriendo donde está el centro del conocimiento, en el auto-conocimiento, ¡el que pone los cimientos del Espacio de Aprendizaje y, por supuesto, de tu «CASA»! «¡EA!». Voilà! ahí tienes la sabiduría, ese grado de conocimiento superlativo que durante siglos ha sido la meta de todos aquellos que deseamos sentirnos más vivos y no soportamos ser, ni por un segundo, cautivos de la indiferencia: la enemiga número 1 del valor. ¡Parece un «lugar» maravilloso esta CAtedral de SAbiduría! pero ¿y dónde está? ¡en cada uno de los días que te quedan por saborear! Para construir tu original ‘CASA’ a diario, toma buena nota de los materiales necesarios:

–ESencia: Cultivar la propia esencia es sentir tu hogar con tu sola presencia. La «esencia» es la parte invariable, lo que siempre permanece. Una rosa puede ser roja, amarilla, rosa... pero siempre conservará su olor característico, lo mismo sucede contigo. Tu vida puede ser tintada de negro, rosa, azul... pero una cosa es segura: ¡siempre eres TÚ! (Talento Único), sigues conservando tu valor. Cuanto más te conserves, cuanto más fiel a ti mismo seas, más alimentarás tu «¡EA!».

–PAsión: Sin duda, la pasión es el germen de la sabiduría. Cuando algo verdaderamente te apasiona, dedicas recursos, tiempo, esfuerzo, ilusión a la nutrición de tu pasión, de tal forma que, casi sin darte cuenta, te llenas de conocimiento y creas experiencias vivenciales con ellos: ¡en eso consiste la sabiduría! ¡ahí está tu «CASA»! Si te das cuenta, de la gente desapasionada, sin energía, sin motor... nunca se ha dicho nada de valor. Si hay algo que te interesa y quieres aprender, tenlo claro ¡apasiónate!

–serviCIO: El servir es un pilar importante de tu ‘CASA’, te lo dice la propia palabra: SER-VIR, en SER consiste el viVIR y la mejor forma de SER y aprender es saberse y sentirse de utilidad ayudando a los demás (y ayudándose a uno mismo). Cuanto más te entregas, ¡más aumenta tu MEGA! esa MEnte GAnadora que llena de sentido cada hora porque es la que más lecciones atesora. Cuando te das a ti mismo, aprendes y sientes como algo dentro de ti, se enciende...

ESencia, PAsión y serviCIO, ¡fíjate, ahí tienes tu Espacio de Aprendizaje, EA!