El alma de Sevilla

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25 mar 2017 / 22:46 h - Actualizado: 25 mar 2017 / 22:46 h.
"La trastienda hispalense"

La cuaresma se extiende sobre una alfombra mágica de palabras... Palabras que nacen y vuelan sobre la vieja plazuela de San Lorenzo, palabras por los corrillos de versos con estribillos llenos de sueños... Palabras, Gustavo Adolfo y Cupido, entre amores prohibidos y cantares, palabras en la Venta de los Gatos, el vino huele a relatos de azahares... Palabras, entre la vida y la muerte, viviendo siempre a su suerte, palabras bellas, palabras de un amor apasionado, de un poeta enamorado de las estrellas.

Estrellas del mismo cielo, bajo el que la artista Nuria Barrera presentó su obra pictórica, titulada El Alma de Sevilla, abriendo de par en par el armario eterno de nuestros sueños despiertos, en el que están almacenados todos los enseres de nuestros arraigos tradicionales para con una ciudad que perfuma de azahar sus calles y plazas, embriagando de amor y felicidad «al más pintao» por mucho que los escépticos se quejen de nuestra Pasión y Gloria, de los tres Santos de nuestro escudo y hasta de las cornetas y tambores de la Centuria Sevillana de Dios.

¡Que ni la toquen siquiera a Sevilla y su bandera de costumbres populares! Sevilla campanillera de aguinaldo en Nochegüena, de belenes y portales. Sevilla, la nazarena, penitente y cofradiera, de antifaces y costales, Sevilla la mariana, sonajero de campanas, anunciando la Pasión de esta Tierra de María, vestía de cofradía, de Esperanza y oración, tras los pasos del Mesías, con sones de sinfonías de magia y fascinación. ¡Que ni la toquen siquiera a Sevilla y su bandera de fervor y devoción!

Sevilla de Baratillo, Maestranza y paseíllo de arte y de torería, Sevilla, Feria encantada, de Alumbrao y de Portada del Reino de la Alegría. Sevilla y sus sevillanas, danzando al son de tonadas, cual flores de primavera, fragancia de poderío, Sevilla, verde Rocío, Sevilla, la rociera. Sevilla, Cuerpo de Cristo, en la Plaza San Francisco, bailando con castañuelas de seises de Inmaculada, nuestra Custodia es sagrada, igual que nuestra bandera, ondeada por las manos de miles de sevillanos de esta tierra prometía que guarda nuestra Patrona, Reina de Reyes, Señora, por Dios Padre, bendecía. ¡Que ni la toquen siquiera a Sevilla y su bandera de pura sevillanía!