El Ángel de la Guarda

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Manuel Bohórquez @BohorquezCas
16 ene 2017 / 16:04 h - Actualizado: 17 ene 2017 / 10:58 h.
"La Tostá"

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Estos días ha muerto la madre de la querida compañera Mercedes de Pablos y al darle el pésame me dijo que había recordado cosas que he escrito sobre el adiós de la mía. Escribo sobre ella porque es como una necesidad de decirle cosas que posiblemente no le dije nunca. Por mucho que pienses en que un día se puede ir, hasta que no se va y entiendes que se fue para siempre no comprendes cuánto la querías. Nunca he creído en que haya vida después de la muerte, pero ahora sí. En Nochebuena, que la pasé solo en casa, me quedé dormido en el sofá después de cenar y sobre las cinco de la mañana me despertó la voz de mi madre: «¡¡Manolito!!». Fue un bocinazo potente y claro. Sobresaltado, al despertarme vi que la ropa de la mesa camilla con la que me abrigaba se había deslizado y estaba encima del bracero a punto de salir ardiendo. Siempre estuvo obsesionada con el peligro de que un día hubiera un fuego en casa, y cuando me quedaba con ella solía darme ese mismo grito por si me había quedado dormido con el brasero encendido. Una madre nunca se va del todo.