El balance de ilusiones

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24 mar 2018 / 17:24 h - Actualizado: 24 mar 2018 / 17:30 h.

Nos gusta estar informados y si es sobre el estado de nuestras cuentas, ese gusto se convierte prácticamente en una necesidad, para eso se crearon los balances. El balance, junto a la memoria y la cuenta de pérdidas y ganancias, es un documento que forma parte de las cuentas anuales de una entidad y constituye un examen periódico del estado de la empresa, comparando ingresos (el activo) y gastos (el pasivo) para establecer el nivel de beneficios o pérdidas. Cuando hay beneficios (activo > pasivo), todos nos ponemos contentos, constatamos la buena salud de nuestra organización y nos sentimos satisfechos por ser buenos gestores; sin embargo, cuando hay pérdidas (pasivo > activo), nos entran los siete males, la empresa se pone pachucha y nos sentimos decepcionados al ver como se vacía la hucha... Para no pasarnos el día en «modo lucha» y conseguir darle una buena ducha de beneficios a tu organización, ¡saca ya del cajón tu balance de ilusiones! pues de su estado se desprenderá si tu calidad humana ha mejorado y en qué tipo de persona te has transformado.

¡BAILA!

O lo que es lo mismo: ¡el BAlance de tus ILusiones mantenlo en Activo! Si buscas en la RAE la palabra «balance», encuentras: «movimiento de un cuerpo hacia un lado y hacia el otro» y, por otro lado, «bailar» supone «ejecutar movimientos acompasados con el cuerpo, los brazos y los pies»; por tanto, el baile es ir un paso más allá del balance; de igual modo, el BAlance de ILusiones en Activo es el paso evolutivo del balance tradicional y cuanto más lo practiques, más probable es que tus beneficios se multipliquen.

Si el balance tradicional forma parte de las cuentas anuales de una entidad; el balance de ilusiones forma parte de las cuentas anuales de tu identidad. Es importante que tengas al día las cuentas contigo mismo; un mal balance puede dar lugar a una pérdida económica (y el dinero se puede recuperar), pero un balance de ilusiones en negativo puede dar lugar a una bancarrota humana porque un ser humano sin objetivos, sin esperanzas, carente de ambiciones y sueños... siente que, de su vida, ya no es el dueño, entonces se rompe (y eso ya es más difícil de arreglar). El dinero ayuda (¡y no poco!), a mí me satisface ganarlo (seguro que a ti también) y quien diga que no le gusta... ¡que tenga cuidado que, la riqueza, fácil se asusta!; sin embargo, en el momento en el que tu escala de valores va encabezada por el dinero... ¡cuidado! te estarías transformando en una «persona florero» y eso significaría que, definitivamente, has olvidado que es verdaderamente lo primero.

Tempus fugit

Una máxima a aplicar en los negocios y en la vida: ¡el tiempo es oro! Muchas veces repetimos esto como loros, pero es cuando nuestra existencia se tambalea como el último bolo que queda en pie, cuando una soledad más fría que un polo nos quema la piel... en ese instante, es cuando conocemos el verdadero significado de tempus fugit (»el tiempo se escapa»).

Seguro que ya te has dado cuenta: la vida es cambio, hay quienes se adaptan y encuentran la forma de volverlo favorable y disfrutarlo; y luego están los que se amargan constantemente (en este caso, sus deudas emocionales llenan casi todo su balance de ilusiones). El tiempo se escurre entre las manos de aquellos que centran su vida en lo vano. Las «personas florero» creen que la vida va a decirles: «¡no te preocupes, aquí te espero!», pero la vida no espera, ¡que no tengas que llegar al ocaso de tus primaveras para aprender esta lección tan certera! ¡Pon tu balance de ilusiones al día hoy!

Tal y como advertía el filósofo francés Blaise Pascal: «El hombre tiene ilusiones como el pájaro alas: eso es lo que lo sostiene» Del mismo modo que un pájaro sin alas no se puede mover, un ser humano sin ilusiones no puede crecer. Pregúntate: « A mí, ¿qué me sostiene?».

Bienes y deudas emocionales

Para conseguir un BAlance de ILusiones en Activo tus bienes emocionales deben superar a tus deudas emocionales. Algunos ejemplos de «bienes emocionales» (activo) serían: tu satisfacción personal, la confianza que tengas en ti mismo y la que consigues generar en tu entorno, tu nivel de superación personal, las relaciones satisfactorias que hayas contribuído en crear, los logros profesionales, el nivel de compromiso que demuestras con los proyectos emprendidos, el ser una persona decente... Por otra parte, entre las «deudas emocionales» (pasivo) se encontrarían: el sentir poca confianza en uno mismo y generar poca confianza en el entorno, la insatisfacción personal, ausencia de superación personal, carencia de relaciones satisfactorias, escaso nivel de compromiso... De la diferencia entre tus bienes y deudas emocionales obtienes tu patrimonio vital: ese legado emocional que, más que lo que tienes, te dice quién eres.

La empresa más importante que jamás conocerás y la que más te puede hacer ganar ¡es tu propia persona! Si aprendes a tener el día tu singular balance, sentirás como la felicidad está a tu alcance. Puede que a veces te canses de llevar las cuentas pero ¡aquí el que pierde es el que no lo intenta! Estoy convencida de que no descuidarías las cuentas de tu organización, pues con el mismo (o mayor) esmero, ¡cuida las de tu mente y corazón!

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