La rentabilidad de la deuda pública de Estados Unidos sigue subiendo. El rendimiento del bono americano a 10 años ha superado el 3,07 por ciento, máximo desde 2011, mientras el rendimiento del bono a 2 años supera el 2,58 por ciento, máximo desde 2008.
Los inversores descuentan el crecimiento económico en EEUU y un repunte de la inflación, lo que obligará a la Reserva Federal, FED, a mantener su política gradual de endurecimiento monetario, que consiste en subir los tipos de interés y reducir el tamaño de su balance.
El banco central de EEUU ha comentado en varias ocasiones que subirá tres veces los intereses en 2018, la primera fue en marzo y el mercado espera dos más en junio y septiembre o diciembre.
El temor de los inversores en renta variable es que se produzca una inversión de la curva de tipos. Por otra parte, muchos grandes inversores comienzan a rotar sus carteras, ya que una rentabilidad del 3 por ciento por parte del bono americano a 10 años actúa como un activo refugio para las manos fuertes. Esto, al mismo tiempo, eleva la prima de riesgo de las acciones estadounidenses y perjudica su potencial de revalorización.
Las previsiones económicas de todos los grandes organismos internacionales anticipan un sólido crecimiento durante 2018 y 2019, por lo que en teoría no debería producirse una recesión ni una inversión de la curva de tipos. Por ejemplo, la Reserva Federal actualizó sus previsiones el pasado mes de marzo. Según estas estimaciones, la economía de EEUU crecerá a un ritmo del 2,7 por ciento en 2018 y del 2,4 por ciento en 2019.
De forma semejante, el Fondo Monetario Internacional elevó sus previsiones de crecimiento para EEUU el pasado 17 de abril.