Ni a Felipe V, ni a Franco, ni al Cardenal Segura se les ocurrió hacer festivo el día de San Fernando: eso sucedió en la primera legislatura democrática municipal. Las elecciones de 1979 las había ganado el PSOE y, conforme al pacto suscrito por las fuerzas progresistas, le hubiera correspondido gobernar. Pero el PSA –luego PA y, entonces, muy antirreconquista– amenazó con romper el acuerdo si no obtenía la alcaldía sevillana a cambio de un cambalache con la de Granada. Los socialistas tragaron pero, a la primera de cambio y por fastidiar, elevaron a los altares civiles al rey conquistador de Sevilla con la complacencia de la derecha. Ahora las lanzas se han vuelto arcabuces y otra izquierda, Participa, ha puesto en bandeja al PP una victoria ante los suyos por mor de un rifirrafe con el gobierno municipal y, de paso, ha dejado sin descanso en la feria a un millón de ciudadanos.
Cuando nacieron estas fuerzas emergentes, pensamos que lucharían por la sociedad civil y que, en este caso, habrían puesto en un brete a Juan Espadas pidiendo que los festivos en la Feria fueran dos, San Fernando y el Corpus, dado que la Iglesia Universal lo ha pasado al domingo. Pero no: ha ganado, como en aquel PSA y en aquel PSOE, el clientelismo cambalachero. Mucho me temo que a la Bienal va a pasarle lo mismo, Que se agarre los machos Antonio Muñoz porque, con esto de los referendums participativos, igual que en la Feria, el modelo del evento flamenco pueden decidirlo peñas con menos papeles que el burro de un feriante y menos vista que un gato de yeso.