El cartelito

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25 sep 2015 / 17:40 h - Actualizado: 25 sep 2015 / 19:26 h.
"Sevilla FC","Alguien tenía que decirlo","Unai Emery","José Castro"

Mientras Unai Emery reflexionaba en la sala de prensa sobre «el síntoma de debilidad» que supone centrar la atención –o tan sólo una parte de ella– en supersticiones, conocíamos a través de los compañeros de ABC que el Sevilla piensa quitar del remodeladísimo Sánchez-Pizjuán el polémico cartel de ‘Nervión no regala puntos’. Y no para ponerle esa tilde que le falta, como en casi todos los nuevos carteles de arenga del estadio, sino por superstición. Una pérdida de papeles que salpica a los que mandan, desde José Castro, presidente, hasta Ramón Loarte, director de márketing. Por omisión y/o comisión. Y eso que el que suscribe es un supersticioso empedernido. Al margen de esas faltas de ortografía que irritan los ojos y que son impropias de un club como el Sevilla, me pareció un error colocar ese lema. Y no por simple superstición, aunque es conveniente no tentar a la suerte... Tampoco por gustos, aunque como leí en twitter las gradas, con tantas frases, parecen más «la carpeta de una quinceañera» que un estadio. Sino porque me parece más una conjura interiorizada en el seno del vestuario sevillista, donde sí quedaría de lujo el cartelito. No había necesidad, pero una vez puesto no alimentes la charlotada...

Para colmo, dos partidos y dos derrotas. Ya está formao el lío... La frase no es mala. Ni prepotente, como dicen algunos desde la antipatía –no dice que ningún equipo se vaya a llevar los puntos de Nervión, sino simplemente que el Sevilla no se los va a regalar, una obviedad supina, por otra parte–. Pero no había necesidad. Ahora, en mitad de la crisis, toca retirada, esperando que así reaccione el Sevilla de una vez por todas. Me deja esto una sensación parecida a cuando me da por atender a los informativos generalistas. En vez de hablar de la educación –su ausencia/decadencia es la clave de TODO–, de la recuperación de derechos perdidos por los trabajadores, etc. En definitiva, de lo realmente importante para reconstruir España tras la estafa orquestada, centramos la atención en si un partido ha trincado más que el otro o el otro más que uno; o en si algunos catalanes quieren jugar a los países. Y así nos va.

En el Sevilla, en lugar de retirar –colocar– cartelitos deberían aunar esfuerzos en recuperar las bases del gran Sevilla: sintonía total directiva-entrenador, compromiso e implicación palpable de todos los jugadores y un sistema –el que sea– en el que lo secundario sea el dibujo y lo primordial el hambre de gloria. En cuanto se recupere todo eso y el entrenador encima dé con la tecla que no encuentra, Nervión (con tilde) regalará muy pocos puntos y el lumbreras que lo colocó y que grafiteó todo el Sánchez-Pizjuán seguro que estará más tranquilo para explicarnos a todos dónde está no sólo el espónsor, sino el mítico, legendario y desaparecido azulejo en el que la Federación Española promulgaba a los cuatro vientos que la hinchada del Sánchez-Pizjuán es el jugador nº 12 de España.