El Castillo de San Juan de Aznalfarache, tan cerca y tan desconocido

Un Corazón de Jesús colosal, erigido sobre una torre de 33 metros preside el mausoleo desde donde el Aljarafe mira hacia Sevilla, y en el que yacen no solo los sueños de grandeza del cardenal Segura, sino siglos de historia apenas conocida

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11 dic 2017 / 11:22 h - Actualizado: 11 dic 2017 / 11:22 h.
"Tribuna"
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Tan cerca en la distancia, a una escasa legua, y tan próximo en su historia, a pocos minutos del centro de Sevilla se halla uno de los enclaves mas interesantes, hermosos y posiblemente desconocidos de la provincia. Sobre una altura de unos 70 metros sobre el río Guadalquivir y una enorme extensión de 224.248 metros cuadrados, con unas bellísimas vistas sobre la planicie hispalense, el antiguo Castillo de San Juan, hoy conocido como barriada Loreto o mejor aún como Cerro de los Sagrados Corazones, tiene un origen claramente relacionado con la topografía del lugar y su situación privilegiada con respecto a su entorno, en la cornisa del Aljarafe, en la misma línea costera que Itálica y el Carambolo, en el margen derecho del río Guadalquivir y frente a Sevilla.

Su estratégica situación se acentúa durante los periodos turdetano y romano, debido a su cercanía a la desembocadura del Guadalquivir en el conocido lago Ligustino, donde se realizaban los intercambios comerciales con Fenicia, Grecia, Roma y Cartago. Así, el origen del Castillo de San Juan se remonta al periodo turdetano en torno al siglo III antes de Cristo, según los datos de Plinio (siglo I), quien cita al oppidum turdetano de Osset, lugar amurallado frente a Hispalis. A partir del emperador Augusto se convierte en un municipio romano, conocido como Osset Iulia Constantia en el cerro de Chaboya, como zona amurallada.

Llega la ocupación islámica y no tenemos noticias del lugar hasta el siglo XI, con el rey taifa al-Mutamid, y será a finales del siglo XII, entre 1193 y 1197, cuando el califa Almohade Abu Yusuf al-Mansor mande construir una fortaleza en este lugar llamado Hins-al-Faray. El proceso urbanizador almohade fue importantísimo pero de corta vigencia. No obstante perviven en prácticamente todo su contorno unas espectaculares murallas que lo circundan. Hacia 1243 se entrega a la Orden Militar de San Juan de Jerusalén, de donde le viene su nombre actual a la población (San Juan por la Orden Militar y Aznalfarache por el nombre de la fortaleza árabe Hins-al-Faray). En enero de 1400 el arzobispo Gonzalo de Mena funda el convento de la Orden Tercera aunque nada se conserva de la primera iglesia y monasterio.

En los siglos XVI y XVII la población se fue trasladando al barrio bajo y abandonando la dos mesetas que conformaban la superficie castelar, llenándose el lugar de fincas rústicas plagadas de olivos, tan sólo atravesadas por el camino histórico que unía San Juan con Sevilla.

Entre 1942 y 1950 se procede a la adquisición de estas fincas de olivares, 10 en total, por parte de la Maestranza Aérea y Sector Aéreo de Sevilla para edificación de viviendas que sirvieran de alojamiento para su personal militar y civil. Curiosamente uno de los olivares enajenados fue propiedad de D. Otto Engelhardt (ingeniero y diplomático de origen alemán con su vivienda muy próxima a la muralla almohade del castillo –villa Chaboya– muy querido en la Sevilla de entonces, y que llegó a ser director de la Compañía Sevillana de Electricidad y de la Compañía de Tranvías de Sevilla. Antinazi militante –renunció a su nacionalidad alemana con la llegada de Hitler al poder– fue ejecutado por aplicación del Bando de Guerra el 14 de septiembre de 1936).

Tal privilegiado enclave cautivó al cardenal Segura que tras arduas conversaciones con el general Franco obtuvo la autorización para construir un majestuoso complejo dedicado a los Sagrados Corazones (de Jesús y de María) que sirviera de mausoleo para albergar los restos del cardenal y de sus padres y hermanos (por su monumentalidad, personalidad de Segura y sentido final, algunos han querido ver ciertas similitudes entre este complejo arquitectónico y el Valle de los Caídos).

El popularmente conocido como Monumento al Sagrado Corazón (1940-1948) se comenzó a edificar bajo la dirección del arquitecto Aurelio Gómez Millán y se compone de una torre central de ladrillo visto de 33 metros de altura con detalles neomudéjares y barrocos coronada por una estatua de Jesús obra de José Lafita Díaz, en mármol blanco y de ocho metros de altitud. Está situada en un patio semicircular de 75 metros de diámetro con columnatas y accesos a las dependencias del convento de las Misioneras Cruzadas de la Iglesia, al colegio de las Teresianas, a la iglesia parroquial construida en 1708 con el retablo de los Santos Juanes, obra de Miguel Cano en 1634, con cinco óleos de Juan del Castillo, compañero de Diego Velázquez y maestro de Bartolomé Murillo, tan de actualidad en Sevilla con la celebración del IV centenario de su nacimiento –restaurados espléndidamente hace unos años–, a la casa de ejercicios y al jardín de Betania con hospedería.

En la cripta subterránea se encuentra la capilla de San Pío X, donde está enterrada la familia Sánchez-Dalp y en el panteón del cardenal se venera una Virgen de la Misericordia de alabastro y las tumbas de los padres y tres hermanos de Segura.

En el centro del castillo, por último, hay un interesantísimo enclave arqueológico museizado, visitable en ocasiones, aunque se siguen realizando labores de investigación y excavación.

La espectacular vista que pueden ustedes tener sobre Sevilla, cuando lo deseen, posiblemente será parecida a la que hubo de percibir Fernando III tras la toma del bastión por Pelay Correa.

Víctor López García-Aranda es cardiólogo y profesor jubilado de cardiología