Mañana comienza en Málaga el 15º Congreso autonómico del Partido Popular bajo el lema Creemos en Andalucía. Y lo hace con unas altas expectativas fruto de muchos ingredientes que -de combinarlos bien- pueden y deben dar un importante guiso, que no es otro que gobernar en Andalucía por primera vez en la historia de la democracia. Ese tiene que ser el objetivo primordial e irrenunciable, fin alcanzable entre otras razones porque las reglas del juego han cambiado -las mayorías absolutas se antojan casi imposibles-, y porque ahora hay un número de formaciones políticas lo suficientemente amplio para buscar puntos de encuentro y conformar gobiernos.
El tiempo ha jugado a favor de Juan Manuel Moreno Bonilla, ya que le ha permitido ir consolidándose -tarea nada fácil- desde que llegó hasta presentarse en el plenario del Congreso con muchos avales, concretamente 11.359; y con una fortaleza más: poderse dedicar las veinticuatrohoras a Andalucía, cuestión esta que cada vez cobra más valor viendo la situación de su principal adversaria política.
Ahora bien, cuando finalicen estos tres días de ponencias y de estrategia política quedará un ingrediente amargo que habrá que dulcificar, sin el cual saldría un guiso incomestible. Ese ingrediente es la unidad del partido.
Todos tendremos que hacer un esfuerzo, renunciar a algo o dar un paso atrás para poder dar –en el futuro inmediato- dos hacia delante. Y esa obligación es de todos y de Juanma. De lograrlo será un éxito en la misma proporción que no hacerlo sería un fracaso.
Como compromisario voy con muchas expectativas e ilusión, y con el deseo de contribuir a esa unidad, que es clave para los intereses de Andalucía y del PP... por ese riguroso orden.
Mientras tanto, ¡sé feliz!