Tribuna

El cuento de Casado

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15 mar 2019 / 10:23 h - Actualizado: 15 mar 2019 / 10:25 h.
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  • Pablo Casado. / EFE
    Pablo Casado. / EFE

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Durante el régimen nazi se creó un programa llamado Lebensborn que tenía como objetivo dotar al imperio de niños de raza aria. En un primer momento se trataba de pequeños centros donde se trataba a las mujeres embarazadas de los miembros de las SS, pero el Reich vio en ellos la oportunidad de multiplicar la raza aria por otras vías. Con el tiempo Lebensborn ya era una auténtica factoría de niños arios puros, que proveían mujeres solteras embarazadas que pudieran demostrar tanto sus propios antecedentes familiares como los del padre de la criatura. Viendo que no era suficiente, el régimen planeó una campaña propagandística que pedía voluntarias para dar un hijo al gobierno germano. A pesar de que se construyeron varios centros Lebensborn el proyecto no llegó nunca a satisfacer las previsiones de los propulsores, pero puede que éstos hayan tenido más trascendencia de la que creíamos en la cultura popular de los últimos años.

Buen ejemplo de esa trascendencia podría ser El cuento de la criada. En 2017 llegaba a nuestras pantallas -de la mano de una de las grandes plataformas de entretenimiento- una serie basada en la obra publicada por Margaret Atwood a mediados de la década de los 80. Se trata de una historia distópica en la que lo que hoy conocemos como Estados Unidos se ha convertido en un régimen dictatorial y teocrático. Este nuevo sistema, que bebe de pasajes bíblicos, obliga a las mujeres a gestar y dar en adopción a sus hijos a las familias poderosas.

Pues bien, parece que esa difusión ha trascendido el ámbito ficticio y ha llegado a la política española. La lucha por la derecha lleva meses trayendo a los medios titulares muy jugosos, y algunos de ellos han sido acogidos por la opinión pública con especial acritud. Si en un primer momento la amenaza de Vox había supuesto un viraje a la extrema derecha del discurso de Pablo Casado, lo cierto es que ahora el líder popular juega al despiste con un particular cruce de declaraciones consigo mismo que se oponen entre sí, y que parecen no tener mucho sentido.

En medio de esa pugna entre la línea tradicional del PP y la necesidad de recuperar a los nuevos votantes de Vox, Casado ha decidido emprender una “campaña por la vida” de doble vertiente. La primera estrategia fue tocar el aborto, uno de los temas recurrentes del discurso conservador en época electoral. Una vez superado el tono paternalista con el que instaba a las mujeres a “ser conscientes de lo que llevan dentro”, Casado ha movido ficha con el tema de la inmigración. Como medida natalista propone retrasar la expulsión de mujeres inmigrantes que den a sus hijos en adopción. En otras palabras, el PP pretende sacar rédito de la tragedia de cientos de mujeres que llegan a España de forma irregular huyendo de una situación difícil para compensar las bajas cifras de nacimientos en los últimos años. Pero no nos equivoquemos, prolongar la estancia (de forma definida) de aquellas inmigrantes embarazadas que decidan entregar a sus hijos es una forma moderna de asegurarse fábricas de niños, no una medida de protección a la madre. La ley ya contempla que las mujeres embarazadas no sean expulsadas, pero de ninguna forma puede contemplar semejante coacción.

Como era de esperar, los titulares han provocado una indignación generalizada en los medios que se ha trasladado a la opinión pública. Ante el revuelo, el partido ha tratado de dar un paso atrás calificando la noticia de “fake new”, y atribuyendo la culpa a los medios que se habían hecho eco. Estos últimos no han dudado en sacar a la luz el comunicado que habían recibido desde la dirección popular donde, en efecto, no se desmiente la información y se explica la intencionalidad de la propuesta.

Sea como fuere, este parece otro síntoma del aturdimiento de los dirigentes de derecha, que no saben si sacar a la palestra temas superados por la ciudadanía española o ideas de series como El cuento de la criada para sumar votos.

Esperemos que Lebensborn haya pasado de moda y no veamos el cuento de Casado.

Elena Ruiz Cabezuelo es periodista, asistente honoraria del Departamento de Periodismo II, Universidad de Sevilla.