El decreto del 5

El Consejo de Ministros, con el unánime pronunciamiento favorable del Consejo de Estado, decreta que se puede obtener el título de la ESO con una nota media por debajo del 5. Qué nivelazo

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03 jun 2017 / 19:28 h - Actualizado: 03 jun 2017 / 19:28 h.
  • El decreto del 5

El Consejo de Ministros de este pasado viernes ha dado luz verde al real decreto que regula los requisitos para obtener los títulos de la Educación Secundaria Obligatoria (ESO) y el Bachillerato. Los señores ministros han aprobado esta nueva ley que permite, entre otros avances del desarrollo humano, que los chicos puedan conseguir el título de Enseñanza Secundaria –y pasar al Bachillerato o a donde quiera que deseen dirigirse orgullosamente zopencos– con una nota media por debajo del cinco y con dos asignaturas suspendidas. Lo han llamado el «decreto del 5» y yo ya estoy segura de que va a pasar a la historia con ese nombre como cualquier otro gran logro de la civilización. Los ministros lo aprobaron después de que el Consejo de Estado lo debatiera intensamente y le diera el visto bueno por unanimidad.

Señores, yo cada vez entiendo menos de todo. El Consejo de Estado ha aceptado esta idea unánimemente. El Consejo de Estado es el supremo órgano consultivo del Gobierno. Una institución secular que ya se apuntaba desde los Reyes Católicos. No voy a copiar literalmente quiénes lo componen, pero sepan que a día de hoy, además del presidente, que suele ser un jurista prestigioso nombrado por el propio Gobierno, el pleno lo integran personalidades como expresidentes del Gobierno de España, directores de las academias de la Lengua, de Jurisprudencia y Legislación, de la Historia, del Consejo Económico y Social... exministros, expresidentes autonómicos, profesores, letrados, funcionarios... una representación de las máximas autoridades políticas, sociales y culturales de este país. Todos de acuerdo. No se necesita aprobarlo todo ni una nota media de 5 para darle el título al niño. Con que raspe lo que pueda y no le haya pegado al profesor, ea, ya el niño está listo para empezar a labrarse un porvenir.

¿Soy yo o esto es una barbaridad? ¿Qué educación estamos ofertando en este país, por dios? ¿Qué valor le damos al esfuerzo, a la superación, a la excelencia? ¿Qué modelo proponemos a la juventud al decirles, sencillamente, que basta con estar por debajo de la media? No entiendo nada, vamos. Que me quedo muerta. Lo que más me sorprende es lo de la unanimidad de estos señores del Consejo de Estado, que supongo que cobrarán una pasta por tan elevada dignidad. ¿No hay un triste académico o exministro que haya dicho, por darle vidilla al cargo honorífico, que esto parece una broma?

Luego claro, van por ahí los chavales buscándose la vida sin saber quién fue Machado, dónde están los Balcanes o qué son los pimientos de Padrón. Perdiéndose cualquier emoción asociada a su vasto repertorio de ignorancia. Menos mal que tienen el móvil hasta en clase, si no, no me imagino en qué emplearían el tiempo que no necesitan para aprobar. Y lo más dramático es que del resultado de este experimento de mediocridad educativa surgirán los profesionales que en todos los ámbitos construirán el futuro de nuestro país. Menudo panorama. Gracias, sus señorías.

Si el genial Torrente Ballester levantara la cabeza seguro que diría «se veía venir...». El profesor se lamentaba en una entrevista al poco de retirarse de la docencia: «Sentí un alivio en mi jubilación porque la enseñanza se había puesto muy complicada, y uno ya no sabía ni qué enseñar, ni cómo enseñar ni a quién enseñar». Claro que esto era en los ochenta, y los chicos del «decreto del 5» no sabrán ni que ese señor existió.