El Defensor del Votante

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28 ene 2016 / 18:30 h - Actualizado: 28 ene 2016 / 21:38 h.
"Panorama tras el 20-D"

Se me antoja esta semana escribir de política. Y me pide el cuerpo solicitar la creación oficial del Defensor del Votante. Que sí, por qué no. La foto del torero luciéndose con el bebé y la vaquilla no es nada en comparación con el espectáculo circense que ofrecen los líderes para formar gobierno. Igual de dañino, igual de cutre. Y ahí estamos los ciudadanos, sin que nadie nos defienda. Y no hay derecho.

A mí me impactan las imágenes repetidas del Rey recibiendo sobre la alfombra a unos y a otros, y a otros y a unos. Y me cansan las declaraciones reiterativas sobre las capacidades falsas de llegar a acuerdos. Y me soliviantan los casos de corrupción en Valencia, y lo de Bankia, y lo de Celia. Ay mi Celia Villalobos; antigua y trasnochada. Ama de casa, abuela y política en el parlamento/guardería de bebés y podemitas. Pero nadie me defiende ni de eso, ni de lo otro.

El Defensor del Votante me gustaría por aquello del cargo y su independencia. Aquel o aquella que miraría con lupa la declaración interesada del político de turno, penalizaría la repetición de palabras inocuas, las contradicciones y las mentiras, denunciaría el puntito de interés personal en el lenguaje del candidato y la soberbia personal o colectiva. Controlaría, pues, la labor del parlamentario en el escaño de abajo y de arriba, si se sienta o no y cuántos días, si trabaja la pregunta parlamentaria, el Candy Crush o el crucigrama. En definitiva, certificaría ante el votante si sus representantes políticos sudan la camiseta o se lo llevan calentito.

Mientras, yo voy a seguir pensando el voto, por si volvemos al colegio.