El Domingo de Sevilla

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24 mar 2018 / 16:44 h - Actualizado: 24 mar 2018 / 16:45 h.

Día esplendente este del Domingo de Ramos, en el que Sevilla se lanza a las calles, en el que, según la tradición, hay que estrenar para no perder la mano y en el que la mayoría busca con ilusión experimentar sentimientos y vivencias clavadas en el recuerdo. Y así la Semana Santa, ya de diez días, es, quizá, la mayor seña identitaria de nuestra ciudad que pervive a lo largo de los siglos superando los avatares de la historia, la mudanza de costumbres, gustos y modas y las crisis de todo tipo, y ello por ofrecer una compleja combinación de religiosidad, de estética, de tradiciones y de valores basada en la raigambre popular que se abre a todos los que quieran acercarse a ella por diversidad de motivos.

En la busca de su esencia y razón de ser, es básica la exteriorización de fe que lleva a la devoción de imágenes y a la existencia de unas Hermandades que ejercitan el culto público y la representación de pasajes evangélicos, amén de la labor de ayuda social y de la caridad. Así acertadamente lo reiteraron el pasado Domingo de Pasión tanto el presentador como el pregonero desde el atril del Teatro de la Maestranza en un texto hecho para disfrutar y hacer disfrutar de manera natural.

En el Eclesiastés, el Cohelet nos dice que hay un tiempo para todo, para sembrar y recoger, para acopiar y esparcir, para hablar y para callar. Y ante los sucesos de los últimos tiempos, a través del Pregón habló Sevilla sobre la necesidad de preservar la “madrugá” al ser patrimonio común con el requisito obligado del debido respeto de todos.