El escaparate del
8 de marzo

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09 mar 2018 / 21:27 h - Actualizado: 09 mar 2018 / 21:33 h.
"La Azotea"

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Como cada jueves, la calle Feria expone en mostrador de adoquines cualquier cosa a la venta, mientras la vida transcurre a intramuros de una ciudad que tarda en reaccionar cuando se la llama a evolucionar. Quien escribe, haciendo suyo el día de la mujer que es y que merece, paseaba dejando aparcadas casa, trabajo y estudios entre antigüedades, libros y cosas viejas. El escaparate de una papelería con fotos y textos de María Teresa León o Virginia Woolf acapararon su atención; el establecimiento invitaba a dejar una frase por el día en cuestión y por un pasillo improvisado entre trajes de flamenca que han bailado más de una sevillana y manoseadas revistas porno con señoras desnudas que miran desde sus portadas con expresiones grotescas, marcada ya la abismal distancia que da la vida, accedió a la papelería. Les prestó una de Frida Kahlo como exponente de la mujer libre que fue, pese a vivir presa de sí misma, marchándose acto seguido a la parada del autobús, donde una señora pequeña, con abrigo, pañuelito al cuello y voz de gorrión desesperaba; por lo visto el 14 tardaba mucho y no sabía el motivo. «La manifestación debe haber cortado el tráfico en la Alameda», le indicó. «¿qué manifestación?». Le explicó las causas y a cambio recibió la inquietud de quien no llegará a tiempo para recoger al nieto del colegio; «esas mujeres ya no van conmigo, yo ya no puedo cambiar nada». Seguro que a Frida Kahlo no le hubiese importado dejarle su sitio en el escaparate de la papelería, porque ahí estuvo verdaderamente su frase del 8 de marzo, sobre todo en conseguir no volverla a oír nunca. ~