El fin de la homeopatía en España

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31 oct 2018 / 08:34 h - Actualizado: 31 oct 2018 / 22:15 h.
  • El fin de la homeopatía en España

No hace mucho me contaban que algún científico, intentando demostrar que la homeopatía es un enorme engaño, se había comido puñados de productos homeopáticos. Muchos puñados. Intento de suicidio homeopático se podría llamar. Si alguien se comiera diez o doce puñados de barbitúricos tendría un problema con toda seguridad. Ya sabemos que si te pones morado de productos homeopáticos no te pasa nada de nada. Por otra parte, es de suponer que si tomas la dosis normal de un medicamento convencional, tu estado de salud tiende a mejorar; y que si tomas productos homeopáticos no te pasa nada de nada. Es decir, una cosa sirve y la otra no.

El próximo año, esos productos homeopáticos (los que queden en el mercado de forma legal) tendrán que venderse acompañados de un prospecto en el que se asegure que la ingesta podrá curar una dolencia o enfermedad determinada. La homeopatía jamás ha logrado demostrar algo parecido. Nunca. Salvo que, de pronto, todo cambie, los productos homeopáticos tendrán que dejar de venderse.

No deja de ser llamativo que si la homeopatía es una pseudoterapia sin valor, una estafa descomunal, se siga pudiendo acceder a ella con total normalidad. Algo así atenta contra la salud pública y puede generar problemas enormes (si es que no los ha causado ya). Si una sola persona ha dejado un tratamiento, que está probado científicamente y es útil para curar una enfermad concreta, para confiar en un producto sin valor alguno, debe agilizarse la eliminación de todo aquello que pueda provocar daños irreparables en la salud de las personas.

Muchos profesionales de la sanidad aplauden que la homeopatía tenga los días contados. Es sorprendente que sean muchos los que defienden que continúe pudiéndose ofrecer esta alternativa a la medicina tradicional. En cualquier caso, en pleno siglo XXI parece un disparate seguir confiando en algo que no ha podido demostrar su eficacia mientras existen medicamentos que sí lo han hecho.

La desesperación convierte a las personas en seres vulnerables. La cercanía de la muerte hace que una persona esté dispuesto a creer en cualquier caso. Y eso no puede convertirse en excusa para seguir aceptando lo inaceptable. Hay que elegir entre ciencia y chamanismo, entre vivir en el siglo XXI o hacerlo en Altamira.