El pasado fin de semana estuve en el VI Congreso Internacional de Flamenco, celebrado en Antequera, y allí estaba de nuevo Fosforito, el gran maestro actual del cante. No se pierde un congreso o cualquier otro encuentro de aficionados a este arte, lo que demuestra que es algo más que un señor que se hizo cantaor para ganar dinero y vivir bien. Su compromiso con nuestro arte es admirable, a pesar de sus años y de lo cansado que debe estar un poco de todo. Todavía hay quienes discuten que sea merecedor de la V Llave de Oro del Cante, como si abundaran los maestros. Que una cosa es cantar bien y otra muy distinta es ser un maestro del cante y echarse a las espaldas la responsabilidad de un arte que necesita personas que luchen por él. A don Antonio le interesa la investigación, todo lo nuevo que se va descubriendo sobre los orígenes del flamenco y la vida de sus creadores e intérpretes. Sigue viviendo el mundo de las peñas, con las que está a las duras y a las maduras, ejerce de embajador de este arte donde quiera que va, y está al día de todo lo que va saliendo.