El mosto es para los sábados

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Manuel Bohórquez @BohorquezCas
03 nov 2018 / 20:19 h - Actualizado: 03 nov 2018 / 20:21 h.
"La Tostá"

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Una buena manera de sobrellevar el hecho de que el país se esté yendo a tomar viento fresco con un tío al frente tan peligroso y mentiroso como Pedro Sánchez, el presidente del Gobierno, es dedicar los sábados a mostear por el Aljarafe. Ha llegado el frío de noviembre para quedarse y se puede beber sin problemas, aunque siempre con moderación porque los de la DGT tienen poco sentido del humor para estas cosas del ocio etílico. Ayer mismo estuve tomando mosto en Palomares del Río, en Las Cadenas y en La Truja, y les puedo asegurar que vamos a disfrutar este año y parte del que viene, aunque no sé si con Sánchez en el Gobierno y con los rebeldes catalanes en la trena o dando por saco otra vez en la calle.

El mosto es la bebida por excelencia en la comarca sevillana del Aljarafe. Un vino natural y tan bueno que hace que miles de sevillanos salgan de sus casas los fines de semana para buscar esas bodegas de Umbrete, Espartinas, Villanueva del Ariscal, Bollullos de la Mitación o Bormujos, donde además se puede degustar una cocina que tiene siglos de historia, la tradicional de esa zona de Sevilla: el potaje de garbanzos, las espinacas, el menudo, la carne ibérica o la carne de ternera con tomate. Sin olvidar las aceitunas sajadas, machacadas o en salmuera, sin las cuales no se podría entender una buena jornada mostera en una comarca donde el sol de otoño o invierno es algo único en el mundo, de ahí que los árabes la eligieran para su tiempo de ocio.

Cada vez que considero

que no te he de volver a ver

lloro lágrimas de mosto

y me las tengo que beber.

No sé si llegué a ver esta soleá escrita con tiza en un barril de una bodega del Aljarafe, que la dejaría un moro antes de irse, o es que la soñé mientras escuchaba a Márquez el Zapatero bordar una soleá zurraqueña de Ramón el Ollero en El Mellizo, de su pueblo, donde beber mosto es casi como hablar con Dios, una religión.

El mosto es para los sábados, es el día indicado. Y el domingo para pedirle a la memoria del paladar que te lo recuerde mientras ves una buena película en casa o podas el rosal.