El Nobel de pop

Image
21 oct 2016 / 23:33 h - Actualizado: 22 oct 2016 / 18:08 h.
"Literatura","La Azotea"

Le oí a Mauricio Wiesenthal, ese polifacético e interesante narrador de vida, reivindicar el Nobel de Literatura para Antonio Machín, quien con sus Angelitos Negros también hizo canción con mensaje social, directa a la conciencia; Aunque la virgen sea blanca, píntame angelitos negros, cantaba la voz del utópico Nobel del bolero en versos del poeta venezolano Andrés Eloy Blanco. Si se hubiese pensado en esa conjunción entre música y poesía innumerables candidatos saldrían, sin duda, hecho con el cual ahora algunos aplauden los extravagantes nuevos aires de la Academia Sueca. «Una equivocación», así consideró Mario Vargas Llosa, flamante escritor ahora protagonista de portadas de revistas de peluquerías, la concesión del Nobel de Literatura otorgado a Bob Dylan, de quien reconoció ser admirador pese a que la concesión de dicho galardón le plantea la duda de que si el Nobel del próximo año se lo darán a un futbolista. El premio Nobel debe ser para un autor poco reconocido hasta el momento y que lo merezca o para una gran obra escrita que haya marcado un tiempo. En esa elipse se encuentran autores que han dedicado su vida a escribir, esperando un reconocimiento que no llega, como Philip Roth, Murakami y tantísimos, quienes siguen deleitándonos con el placer de pasar páginas descubriendo las profundidades del sentido de la palabra escrita y el placer de leer, alfa y omega de la Literatura. Ahora un Nobel del Pop, menos utópico que Machín y menos literario que Don DeLillo, se permite el lujo de no cogerle el teléfono a la Academia Sueca, además de todo.